Por SADAT JAN
MUZAFFARABAD, Pakistán (AP) _ Aviones con provisiones llegaban desde el exterior y Washington prometió 50 millones de dólares en ayuda el lunes mientras familias hambrientas desplazadas por el terremoto más mortífero de la historia de Pakistán se cobijaban en carpas y tenderos trataban de mantener a raya a los saqueadores. La cifra de víctimas oscila entre 20.000 y más de 30.000.

La ONU dijo que el sismo de magnitud 7,6 del sábado dejó sin techo a más de 2,5 millones de personas al arrasar aldeas enteras, y los médicos advirtieron que habrá epidemias si no llega la ayuda rápidamente.

Los aludes cerraron muchos de los caminos de acceso a las zonas más afectadas, a donde llegaban aviones del ejército paquistaní con alimentos, agua y provisiones médicas. Equipos de rescate y provisiones llegaron por avión a Islamabad. Estados Unidos envió ocho helicópteros militares desde Afganistán.

El embajador estadounidense Ryan Crocker dijo que «la magnitud de este desastre es abrumadora. Hemos emprendido un operativo de ayuda de gran magnitud».

La mayoría de las víctimas de produjeron en el norte montañoso de Pakistán. La india reportó por lo menos 865 muertos y Afganistán, cuatro.

En las calles devastadas de Muzaffarabad, capital de la Cachemira paquistaní, un periodista de The Associated Press vio a los dueños de tiendas luchar con personas que intentaban entrar en los negocios. Se golpeaban con palos, y algunas personas sufrieron heridas en la cabeza. No había policía en el lugar.

Los vecinos dijeron que los saqueadores entraban en las casas desiertas y en las gasolineras. Los sobrevivientes carecían de agua y alimentos y había escasas señales de ayuda oficial coordinada en esta localidad de 600.000 habitantes donde murieron por lo menos 11.000 personas.

Rescatistas británicos con un perro, trépanos, sierras y barrotes sacaron a un hombre de 20 años de los escombros, 544 horas después que un edificio de dos pisos se desplomó sobre él y varias decenas de personas más.

El hombre, un sastre llamado Tariq, estaba cubierto de polvo e imploraba que le dieran agua.

«Hace tres días que no como, pero no tengo hambre», dijo Tariq, que tenía una pierna herida, cuando se lo llevaban sobre una puerta que hacía las veces de camilla. Había quedado atrapado bajo vigas de hormigón y madera, flanqueado por cadáveres.

Unas 2.000 personas se apiñaban durante la noche fría en torno de fogatas en un campo de fútbol de la universidad. La mayoría de los edificios universitarios se habían derrumbado y se teme que haya cientos de personas enterradas en las aulas y dormitorios. Los soldados intentaban remover los escombros de hormigón con barrotes y palas.

En el campo de fútbol, Mohammed Ulla Jan, de 50 años, dijo que en tres días apenas había comido unas galletas distribuidas por los rescatistas. Los 10 miembros de su familia sobrevivieron porque estaban en la planta alta de su casa, derrumbada por el sismo.

«Mis hijos están en una ladera, a la intemperie, sin nada para comer», dijo.

El médico Iqbal Jan dijo que existía el peligro grave de enfermedades como diarrea y neumonía si no se distribuía rápidamente agua potable y otras provisiones.

«Esta gente siente que nadie se ocupa de ellos», dijo.

El presidente Pervez Musharraf pidió ayuda urgente, en particular helicópteros para llegar a las zonas afectadas más remotas.

La India dijo que Pakistán rechazó su oferta de enviar helicópteros. Los dos países hicieron ofertas recíprocas de ayuda que difícilmente serían aceptadas en vista de su enconada rivalidad.

El primer ministro paquistaní Shaukat Aziz dijo que la cifra de muertos era de 19.396 y probablemente aumentaría.

Altos funcionarios de la Cachemira paquistaní dijeron que la cifra era mucho más alta. El funcionario electo de mayor rango en la región, Sardar Sikandar Hayat, dijo que había más de 25.000 muertos e «innumerables» heridos. Tariq Mahmud, ministro de Comunicaciones local, dijo que los muertos eran más de 30.000.