Sargazos y cenizas arruinando lugares

Sargazos y cenizas arruinando lugares

Se trata de la aparición combinada de residuos de severos daños físicos a áreas pobladas y playas y de degradación del aire que respira mucha gente en los entornos de su preocupante y creciente presencia.

La adopción del carbón mineral como fuente calórica más recurrida que antes para generar energía hace crecer montañas que el viento bate hacia cercanías de Punta Catalina y el municipio de Haina, enrareciendo la biosfera y mancillando litorales, generalmente aprovechados para inversiones que dotan al país de más instalaciones turísticas.

El Gobierno y el sector privado están retados a colocarse en máximas gestiones para implementar fórmulas expeditas y rentables para cerrar paso al arribo incontenible a los balnearios marítimos de oleadas de plantas acuáticas en putrefacción que deforman paisajes y agreden el olfato.

No quedarse solo en bloquear con mallas el basural traído por las corrientes, insuficientes para mantener fuera de circulación flotaciones kilométricas de sargazos, o en absorberlas aparatosamente con maquinarias que se desplacen por la superficie de las aproximaciones costeras para luego generar vertederos inmundos al interior del territorio nacional.

La ciencia, en cercanos ámbitos del hemisferio avanza hacia técnicas para convertir los indeseables desechos de origen natural en materia prima para útiles y remunerativos usos industriales. República Dominicana debe aparecer entre los primeros países que se acogen a la conversión en materia prima de restos de plantas constituidos en amenaza para una de las columnas de la economía.

Por igual, los subproductos de las incineraciones del combustible más inamistoso con el ambiente, como fósil extraído del subsuelo, que es el carbón, tienen previstos específicos destinos fuera del país donde les sacan provecho. Expatriar continuamente tan ingrata consecuencia de producir electricidad, tiene que ser puesto en marcha.

Que no sea este país un gigantesco almacén de intensa contaminación química y física, en gravoso pago por una adhesión extemporánea y lesiva a un sucio material, lo que debería acarrear consecuencias judiciales para los auspiciadores de una mayor dependencia a esa mala quema.

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