El grito al cielo ha puesto el expresidente francés, Nicolás Sarkozy, por la revelación de que sus llamadas telefónicas fueron rastreadas para establecer conexiones entre él y los implicados en el tráfico de 700 kilos de cocaína, cuyo cargamento fue interceptado en un avión Falco 50, que viajaría de Punta Cana a Francia, en marzo de 2013.

La información salió a relucir por la fuga de los pilotos de la aeronave, Pascal Fauret y Bruno Odos, quienes fueron condenados a 20 años de prisión por el caso, pero huyeron a Francia el mes pasado con la coordinación del eurodiputado Aymeric Chauprade y de Christophe Naudin, experto en seguridad aérea.

En una entrevista exclusiva publicada ayer por el diario francés Le Parisien, el exmandatario se preguntó “a nombre de quién un magistrado puede tomar tales medidas, por la sola razón de que yo viajé con la misma compañía de avión. Yo deseo saber si otro cliente de la compañía aérea ha sido geolocalizado y escuchado”.
Para Sarkozy es difícil creer que esa historia “grotesca” no haya sido orquestada desde el nivel más alto del Estado.

“¿Qué imaginaban, que yo estaba en Punta Cana con 700 kgs de cocaína? Todo esto sería risible si no fuera una cuestión de la violación de los principios de la ley a la que se adjuntan todos los franceses”.

El origen del revuelo. El pasado domingo el semanario Le Journal de Dimanche publicó detalles inéditos sobre la investigación ordenada por la jueza de Instrucción de Marseilla, Christine Saunier-Ruellan, quien indaga sobre la existencia de una supuesta red de narcotráfico entre República Dominicana y Francia. El rastreo de las llamadas del expresidente se solicitó en abril de 2014, y abarcaron los meses de marzo y abril de 2013.

Sin embargo, ante el revuelo que causó la información, la ministra de Justicia, Christiane Taubira, afirmó a BFMTV que la iniciativa de la jueza de Instrucción no era establecer vínculos con el tráfico de drogas en República Dominicana, sino investigar sobre el financiamiento de vuelos a Sarkozy por una sociedad dirigida por uno de sus allegados.

Los vuelos de Sarkozy. El nombre del expresidente francés aparece en el contexto de una investigación sobre tráfico de drogas desde la República Dominicana, abierta a partir de la incautación de los 700 kilos de cocaína en Punta Cana.

Uno de los interrogados fue Pierre Marc Dreyfus, quien dirige la sociedad de transporte SNTHS, que alquiló el avión donde las autoridades dominicanas encontraron el cargamento.

Dreyfus dijo a las autoridades que había tenido a Sarkozy como pasajero en diferentes vuelos, y que uno de sus clientes había sido Lov Group, una sociedad empresarial dirigida por Stéphane Corubit, un amigo íntimo de Sarkozy.

Los vuelos realizados por el exmandatario se hicieron en tres jets diferentes, cuyos destinos fueron Doha, Qatar, el 9 de diciembre de 2012; a Estados Unidos, el 30 de enero de 2013, y a los Emiratos Árabes Unidos, en febrero del mismo año.