Sartorius afirma globalización impuesta es injusta y destruye el ambiente

Sartorius afirma globalización impuesta es injusta y destruye el ambiente

El dirigente político español Nicolás Sartorius afirmó hoy que aunque la globalización es un fenómeno objetivo jalonado por la ciencia, las nuevas tecnologías y la comunicación, el modelo que se ha impuesto al mundo está acompañado de dos aspectos perversos: un reparto injusto y la destrucción ambiental.

“Esta globalización no nos gusta, tiene dos fenómenos perversos, un fenómeno absolutamente injusto y demencial de las riquezas a nivel global y por otra parte tiene un fenómeno de depredación de la naturaleza y de destrucción ecológica y medio ambiental”, expresó el ex vocero parlamentario de Izquierda Unida.

Sartorius señaló que estos dos grandes problemas no tienen solución a nivel local, por lo que es necesario plantearlos a nivel global.

“Tenemos 1,000 millones de personas que pasan hambre. Tenemos entre 3,000  a 4,000 millones de seres humanos que viven en la pobreza”, lo que a su juicio refleja una situación “tremendamente injusta” agravada por la crisis económica.

Entrevistado en el matutino “El Bulevar con Pablo McKinney”, Sartorius dijo que “el mundo vive en una situación inaceptable e insostenible” desde el punto de vista ambiental porque “el 60% de los ecosistemas están dañados”, mientras que “el calentamiento global es una realidad que está avanzado”.

Ante ese desastre, el ex dirigente del Partido Comunista de España sostiene que la reacción del liderato mundial es insuficiente como lo demostró la reunión de Copenhague, capital de Dinamarca, donde se debatió el año pasado el tema del cambio climático, pero no se llegó a nada “porque hay países que ponen obstáculos” porque consideran que una reducción de las emisiones de dióxido de carbono reduciría su crecimiento económico.

El autor del libro “Una nueva gobernanza global: propuestas para el debate”, puesto a circular anoche en la Fundación Global, apunta que el modelo de globalización injusto ha fracasado porque impera un comercio mundial marcado por “una especulación enorme con las materias primas, los alimentos”.

“En el fondo la globalización no está dirigida de manera suficiente por los poderes públicos, por los Estados, los gobiernos, por los que deberían representar el interés general. Está más bien dirigida por poderes no elegidos. Por poderes económicos, por multinacionales, por los grandes sectores financieros, que son los que han generado la crisis”, expresó Sartorius, pero que ahora se consideran acreedores y les imponen condiciones a los gobiernos para recuperar sus negocios.

Sostiene que la realidad es que “estos mercados imponen condiciones a los gobiernos” en un contexto en el que el poder económico es global. “Las multinacionales son globales, sin embargo los gobiernos no son globales”, agregó.

Propone crear bloques regionales

Consideró que Naciones Unidas no tiene una estructura adecuada para hacer frente a la nueva realidad mundial, por lo que lo único que se puede hacer ahora es fortalecer los bloques regionales de países para abordar una agenda común que parta de una agenda económica, avance hacia los derechos democráticos “para ir logrando gobernanza global”.

Sartorius manifestó que una buena experiencia fue la Unión Europea, donde se abrieron los mercados con una compensación para los países de menor desarrollo.

En cambio, criticó el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica porque supuso un intercambio desigual para México, por lo que el resultado ha sido que

“Estados unidos y Canadá crecieron más que México” lo que consideró un mal negocio para los mexicanos.

Afirmó que ser de izquierda en el mundo de hoy “es tener una visión progresista, tener un relato de la globalización” que incluya las viejas demandas revolucionarias de libertad y justicia, a lo que agrega la necesidad de pagar impuestos.

“Si no hay impuestos no hay Estado”, apuntó tras sostener que el éxito de la Unión Europea fue impulsar la productividad con la condición de empezar a pagar impuestos, a tal punto que a la caída del franquismo la presión tributaria era de 15% y actualmente llega al 35 por ciento.

Relató que cuando terminó la dictadura la gente no quería pagar impuestos y se decía que con mayor presión tributaria no habría inversión extranjera pero la realidad fue que “España fue aumentando su presión fiscal y hay mucha inversión”.

Admitió que en España el cobro de impuestos está acompañado de una satisfacción de los servicios a la población y del combate a la corrupción.

Señaló que como hay pago de impuestos, los funcionarios, jueces, policías, cobran bien, lo que evita la corrupción, “que se castiga severamente”.

“Si no hay Estado moderno es muy difícil el desarrollo económico. La gente pudiente deberá comprender que pagar impuesto es un buen negocio”, apuntó Sartorius.

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