Saud y Miyuki dicen ¡hasta luego!

Saud y Miyuki dicen ¡hasta luego!

Un amor especial ha nacido en ellos por República Dominicana. Y tener que despedirse  les entristece.

Saud Al Sowaidi, embajador de Qatar, y su esposa Miyuki Seki siempre soñaron con visitar el país, especialmente para disfrutar del carnaval.

 Con gran ilusión narran, en esta entrevista concedida en su residencia, que en tres ocasiones intentaron visitar la isla, pero los tours siempre iban a Punta Cana y ellos querían conocer la Ciudad Primada de América.

“Durante mi misión diplomática en Venezuela, teníamos la esperanza de visitar la República Dominicana, y  tuvimos la suerte de mi asignación como embajador en el país”, manifestó Saud. Mientras que Miyuki, trasladándose a ese día que le dieron la noticia, confesó con una amplía sonrisa:   “Brincamos de la emoción y comenzamos a chequear por Internet todo sobre Santo Domingo”.

En agosto pasado, luego de casi cinco años en el país, Saud y Miyuki fueron informados de que su misión concluía y según nos cuentan fue un choque muy fuerte. 

Un tanto nostálgicos manifestaron que durante su estancia en República Dominicana han hecho amistades con personas sinceras, atentas y sumamente hospitalarias. “Nos entristece marcharnos y por eso hemos decidido seguir visitándoles frecuentemente”.

Al preguntarle sobre cuál de nuestras provincias conquistó su corazón, sin dudarlo Saud exclamó ¡Samaná! La razón: “Porque abarca el mar, las montañas y la naturaleza”.

 Entre las cosas que más le llamó la atención a Saud al llegar al país  fue ver “cómo la mayoría de los conductores permanecen del lado izquierdo de la calle, y los demás hacen maniobras para rebasar”.

 De los proyectos desarrollados como embajador en el país, dice que el  de mayor satisfacción ha sido  apoyar a jóvenes pintores y fotógrafos dándoles la oportunidad de conocer su trabajo mediante exposiciones y concursos realizados.

Tanto a Saud como  a Miyuki les gusta la gastronomía dominicana. La favorita de él: la bandera dominicana (arroz,  habichuela y carne). A ella le gusta todo lo que lleva coco.

  A pesar de tener diferencias culturales  y llegar a una isla con un estilo de convivencia más abierto,  dicen que se han adaptado con gran facilidad, aunque es una cualidad que debe tener un embajador. “Esta es una isla de muchas personas de carácter alegre, siempre haciendo sentir a cada persona como si estuviese en casa”.

Su historia de amor

Él es catarí; ella, japonesa. Saud y Miyuki cruzaron sus miradas y estrecharon sus manos por primera vez hace trece años, durante una recepción  que ofreció la Embajada de Qatar en Japón con motivo de su Día Nacional. Saud estaba allí como embajador, y fue el anfitrión de la celebración y Miyuki estuvo ahí invitada por unos amigos. Sentados en la terraza de la residencia de la embajada de Qatar en República Dominicana,  Saud y Miyuki recordaban ese momento y sonreían entre ellos con complicidad. Sus primeras conversaciones giraban en torno a conocer cada uno la cultura y tradiciones de sus países. Sobre todo Miyuki que sabía muy poco de Qatar.

Luego Saud, interesado en aprender equitación, comenzó a visitar el club de la familia de ella.  Ya tienen 10 años de casados, y cuentan que al provenir de culturas diferentes, la base de su matrimonio es el respeto. Saud admira de ella su extrema precisión y su incansable deseo de trabajar, así como su forma de corregir las cosas en su momento. Miyuki admira de él su buen sentido de humor (aunque no lo aparenta, dice ella entre risas), y lo respetuoso que es, ya que tienen diferente educación y religión.

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