Saviñón: Se non è vero, è ben trovato

Saviñón: Se non è vero, è ben trovato

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Joan Ferrer y José Antonio González

La genealogía se nutre de enigmas. Y como paso previo para abordar el que hoy nos ocupa, hay que reconocer ante todo que es mucho lo que se ha discutido en la República Dominicana sobre la procedencia del apellido Saviñón. Mientras algunas teorías apuntan hacia un posible origen francés, derivado de la tradicional voz gala Sauvignon, lo cierto es que las ramas peninsular, canaria y antillana tienen las tres, por tronco común, al inquilino genovés Alessandro Savignone y a su esposa Girolametta Ansaldo, padres que fueron de Tomás (Tommaso) Savignone.

Este Tomás Savignone, nacido cerca de 1627 en el distrito ligur de Prá y bautizado en la parroquia de Nuestra Señora de Cheve, tomó por esposa a María Luigia Berardo, de la misma naturaleza, hija de Pellegro Berardo y Giovanna Battista.

Chaparro D’Acosta, siguiendo probablemente a Fernández de Bethencourt, indica en su “Heráldica de apellidos Canarios” que estos Saviñón llevaron por armas “en campo de oro, un león rampante al natural, ceñido de una corona ducal, atravesado por una banda de azur”.

Desde nuestra óptica, consideramos pertinente analizar la presencia del “león rampante… ceñido de una corona ducal” tanto por el hecho de que entendemos que alude a uno de los veintiocho poderosos alberghi, típicos del patriciado genovés, como porque probablemente se trata del primero de los de su género que incorporó en su red clientelar a los parientes mayores de Alessandro.

Por demás, sabemos que el matrimonio Savignone-Berardo engendró una prole de seis hijos, a saber:
1. Jacopo Savignone, cabeza de los de su casa en Génova.
2. Tommaso Savignone, no adquirió estado.
3. Alejandro Savignone, súbdito genovés, nacido en 1659, que afincó y casó en Cádiz con doña Antonia de Valencia Chacón y Portocarrero, hija del utrerano don Pedro de Valencia y de doña Francisca Cardoso Chacón. Algunos de los hijos de este matrimonio se instalaron en el archipiélago canario, dando lugar allí a las líneas Saviñón Botino, Saviñón Garcés, Saviñón Guillama, Dapelo Saviñón y Ossuna Saviñón, entre otras.
4. Nicolás Savignone, que sigue, bautizado en la catedral de San Lorenzo de Génova a 29 de junio de 1678. Tronco de los primeros de su apellido que avecindaron en Santo Domingo.
5. Giuseppe María Savignone, canónigo.
6. María Victoria Savignone.

En los párrafos siguientes se hacen patentes las alianzas y estrategias familiares empleadas por estos Saviñón, cuya vocación mercantil y militar facilitó la consecución de las cuotas de poder económico, político y social necesarias para encajar en el complejo entramado indiano del siglo XVIII. De particular interés resultan las conexiones endogámicas que establecieron con distintas familias isleñas como los Lousel y los Tapia, así como las forjadas a golpe de compadrazgo y matrimonio con algunos de los linajes más señalados de la élite criolla de la época, específicamente las que tocan a los Fernández de Castro, los Pichardo y los Pueyo.

Continuando con nuestra relación, Nicolás Saviñón, vecino de Cádiz, se instaló posteriormente en Tenerife, donde falleció, en 1741. Antes, el 15 de enero de 1717, en la parroquia Nuestra Señora de los Remedios de la Laguna (fol. 36 vto. del libro sacramental correspondiente) había desposado con doña Teresa Josefa Martínez de Miranda, hija de padres desconocidos.

Solo nos resta agregar que los próximos epígrafes serán empleados para narrar, de manera sucinta, la trayectoria vital de sus hijos, así como de otros importantes miembros de la saga familiar.
Instituto Dominicano de Genealogía

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