Scarabeo 9

Scarabeo 9

No distinguidos lectores, no se trata de un insecto ni del nombre en clave de alguna operación militar. Es el nombre de la  plataforma petrolera que se está ubicando al norte de la costa occidental cubana y a 70 millas al sur de los cayos de la Florida. Al decir del Nuevo Herald de Miami “sin haber encontrado una gota de petróleo, la corpulenta Scarabeo 9 se ha convertido en una de las plataformas petroleras más analizadas, discutidas y vilipendiadas que haya abierto alguna vez un pozo exploratorio”.

Es el inicio de la exploración y subsecuente explotación de yacimientos enormes de petróleo y gas. Mientras que un estudio del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) sitúa las reservas cubanas en 4,600 millones de barriles de petróleo, 10 billones de pies cúbicos de gas natural y 900 millones de barriles de gas natural líquido, los especialistas cubanos aseguran que los trabajos de prospección apuntan a volúmenes 5 veces mayores.

Lógicamente, ese tesoro ha despertado desde hace varios años la codicia de múltiples compañías internacionales, entre las cuales Cuba ha distribuido derechos de prospección a riesgo – asumen los gastos y si hay reservas les corresponde la mitad de lo explotado – de las 59 parcelas en que ha dividido sus aguas territoriales con potencialidades de reservas. Hacen su trabajo exploratorio empresas de España, Noruega, Rusia, India, Vietnam, Malasia, Canadá, Angola, Venezuela y China. La Scarabeo 9 fue alquilada por la española Repsol, es propiedad de una firma italiana y tiene bandera de Bahamas.

Fue construida por China. En el colmo de la irracionalidad los legisladores de origen cubano –los de siempre- han estado encabezando esfuerzos por aprobar leyes en el Congreso estadounidense para prohibir que Cuba explote su petróleo. Por la parte del gobierno norteamericano ha primado la preocupación, legítima por demás, con el tema de la seguridad, lo cual aplica también a las próximas perforaciones que emprenderán las Bahamas. Sin embargo, Washington encuentra que sus propias leyes sobre el embargo – bloqueo para Cuba – le limitan a lidiar objetivamente con un tema que se inserta en intereses de seguridad de los Estados Unidos. Nada más racional, lógico y práctico que buscar mecanismos de entendimiento y cooperación con la parte cubana. La situación es compleja para Obama, estando en un año electoral y con pretensiones de reelección. No obstante, ha optado para de manera discreta ir creando condiciones previsoras puntuales.

Ha concedido licencias a compañías para que puedan desplegar sus recursos para eventualmente cooperar en caso de derrame; expertos norteamericanos han conversado con especialistas cubanos y participaron en una reunión afín en Bahamas con presencia de 6 países pero donde, al decir de observadores, las conversaciones se centraron entre E.U. y Cuba. Por su parte Repsol invitó a las autoridades estadounidenses a inspeccionar la plataforma, cuando estaba anclada en Trinidad & Tobago, para comprobar sus parámetros de seguridad y que tenía menos del 10% de componentes norteamericanos, según establece el embargo. En el Golfo de México, en aguas de E.U, hay 6 plataformas similares.

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