PINELLAS PARK, EEUU (AFP).- Rodeada de animalitos de peluche y flores, Terri Schiavo podría morir en dos o tres días, y este martes ya exhibe las primeras señales de agonía, con cambios en su ritmo respiratorio y sin orina.
El reverendo Jesse Jackson fue el primer personaje de alto perfil que da la cara por estos lados, a pesar de la intervención en el caso de varios prominentes líderes políticos y religiosos, y llegó este martes para reunirse con los familiares de la mujer y rezar por «un milagro, porque creemos en milagros», dijo.
«Me siento tan apasionado por esta injusticia», agregó, y se retiró a charlar con los familiares de la mujer, que no se resignan a dejarla morir aunque ya no quede nada que hacer.
El abogado del esposo de la mujer, Michael Felos, ordenó el lunes que se le realizara una autopsia cuando muera para que no queden dudas de que su esposa tiene un severo daño cerebral que la mantiene en estado vegetativo desde hace 15 años, y para aclarar acusaciones que le han hecho de haberla maltratado.
Los familiares de Terri sugieren que «algo violento» le pudo haber pasado antes de su colapso en 1990, del cual nunca se recuperó.
El esposo, Michael Schiavo, ha sido llamado «asesino» o «monstruo, y comparado con OJ Simpson o con Scott Peterson, un estadounidense recién condenado a muerte por el asesinato de su esposa embarazada.
Hay todo tipo de interpretaciones sobre los motivos de Michael: para algunos, quiere que su esposa muera para quedarse con el millón de dólares que ganó en su nombre en 1993, como parte de una demanda por impericia médica; o para casarse con la mujer con quien ahora vive y con quien procreó dos hijos.
Algunas personas hablan de estrangulamiento, aunque el expediente médico atribuye el colapso a un infarto provocado por un desequilibrio de sodio y potasio, ocasionado por algún desorden alimentario de Terri, posiblemente bulimia.
Uno de los documentos distribuidos entre los manifestantes como prueba irrefutable de violencia contra la mujer alude a un examen óseo que se le hizo en 1991, y que afirma que la paciente tiene «un historial de trauma» y presentaba algunas fracturas.
Pero el documento también señala la posibilidad de alguna enfermedad ósea o anomalías en la hemoglobina.
George Felos, el abogado de Michael Schiavo, dijo que la vio al lunes por la tarde esperando su muerte «muy en calma, muy relajada, muy pacífica», y rodeada de flores y animalitos de peluche.
También reconoció que la desnutrición de la mujer es evidente, no orina desde el domingo por la noche y sus ojos «se ven hundidos y también su respiración es más rápida».
Bob Schindler, el padre de Terri, fue a visitarla el martes por la mañana pero no dio declaraciones. El lunes había dicho que no quería sobrestimar su condición, «pero todavía está con nosotros…lo que necesitamos, si no es demasiado tarde, es que alguien la salve».
La hermana, Suzanne Vitadamo, aseguró que ésta la había reconocido y «la mirada en su cara decía »por favor ayúdenme»». «Si esta es alguien que quiere morir, no lo creo», agregó.
El gobernador de Florida, Jeb Bush, quien ha recibido llamadas reiteradas para que decrete la reconexión del catéter que alimentaba a la mujer y también reproches por no hacerlo, se negó el martes nuevamente a intervenir en el caso.
Michael Schiavo dispuso la desconexión del catéter de su esposa al alegar que ésta le dijo que nunca hubiese querido vivir por medios artificiales.
Los manifestantes que se oponen a la muerte de Terri aún permanecen frente al centro clamando ayuda para la mujer, pero este martes andaban más silenciosos.
Desde el 18 de marzo se han registrado por lo menos 38 arrestos, entre ellos a varios niños, en intentos similares armados para las cámaras.
Las protestas forzaron a las autoridades escolares a suspender las clases en una escuela primaria al lado del centro de cuidado y a dividir a sus 600 estudiantes en tres escuelas distintas.