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BOGOTA, (AFP) – Las relaciones entre Colombia y Venezuela quedaron sumidas el domingo en la peor crisis en los últimos años por un cruce da acusaciones entre sus presidentes, originado en la exclusión del venezolano Hugo Chávez de la mediación para un canje de rehenes de las FARC.
Chávez anunció que los vínculos entraban al «congelador» y llamó «mentiroso» a su homólogo Alvaro Uribe por la «disculpa» que esgrimió para sacarlo, el miércoles, de las gestiones en favor del intercambio de 45 secuestrados por 500 guerrilleros presos.
El mandatario agregó que Bogotá le lanzó un «escupitazo brutal» cuando había puesto el «alma para tratar de buscar el camino a la paz». Pero su misil más contundente fue quizás la afirmación de que «Colombia merece otro presidente, uno que sea digno».
Uribe suspendió la mediación que había delegado el 31 de agosto con el argumento de que Chávez ignoró su pedido de no entrar en contacto con los mandos castrenses colombianos, al llamar por teléfono al jefe del Ejército colombiano, Mario Montoya.
«Declaro al mundo que las relaciones con Colombia las meto en un congelador, no creo en nadie en el gobierno de Colombia», dijo Chávez en un acto político, y afirmó que la decisión de Uribe se debe a presiones de Estados Unidos, los militares y sectores dominantes.
«Si Uribe quiere romper las relaciones por esto, que lo haga (…) Yo no las voy a romper, pero qué triste que haya un presidente mentiroso y que no dé la cara», agregó en el estado Zulia (oeste).
Chávez no aclaró aún qué acciones implicará su decisión, pero más temprano la senadora colombiana Piedad Córdoba -también cesada en la mediación- aseguró que la postura del mandatario era «llevarse la embajada» de Venezuela en Bogotá.
Sin embargo, no especificó si se trataba de un cierre de la misión diplomática o de un llamado a consultas al embajador Pavel Rondón.
Chávez indicó que en la cumbre Iberoamericana de Santiago le propuso al gobernante colombiano mantener una línea de contacto telefónico para tratar los temas críticos de la mediación y que «Uribe rompió con ese compromiso».
El presidente colombiano había evitado escalar la controversia con Chávez -que el viernes lo acusó de «traición»-, invitándolo a encarar a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas) como un enemigo común.
Pero este domingo explotó desnudando la percepción que tenía de Chávez sobre una simpatía por las FARC, y que había quedado oculta bajo una aparente camaradería con motivo de la mediación para liberar, entre otros, a la franco-colombiana Ingrid Betancourt y tres estadounidenses.
«Sus palabras, sus actitudes, dan la impresión que usted no está interesado en la paz de Colombia, sino en que Colombia sea víctima de un gobierno terrorista de las FARC», sentenció Uribe.
«Nosotros necesitamos una mediación contra el terrorismo y no legitimadores del terrorismo», agregó.
Durante una intervención en la localidad de Calamar (norte), Uribe señaló que su par venezolano «está fomentando un proyecto expansionista en el continente» que «en Colombia no tiene entrada».
«No se puede incendiar el continente como usted lo hace hablando un día contra España, al otro contra Estados Unidos, maltratando un día a México, al siguiente a Perú y en la mañana después a Bolivia», indicó.
«No se puede maltratar al continente e incendiarlo como usted lo hace hablando de imperialismos, cuando usted, basado en su presupuesto, quiere montar un imperio», sostuvo.
La actual crisis es la peor desde aquella que desató la captura en Caracas del llamado canciller de las FARC, Rodrigo Granda, a manos de agentes venezolanos pagados por autoridades colombianas, en enero de 2005.
En esa ocasión, Chávez suspendió las relaciones comerciales y la construcción de un gasoducto binacional. El tema económico es particularmente sensible si se tiene en cuenta que el intercambio comercial alcanzará este año la cifra récord de 6.000 millones de dólares.
