Se acerca una crisis nunca vista

Se acerca una crisis nunca vista

Fidelio Despradel
El señor Soros, el guru y especulador financiero norteamericano, vaticina que la economía norteamericana podría sufrir una recesión en el 2007. Ubica la causa de ese “aterrizaje brusco”al estallido de la llamada “burbuja financiera”, y con ello, la pérdida de siete billones de dólares por parte de los inversionistas y especuladores inmobiliarios.

Un “aterrizaje forzoso”de la economía norteamericana, a sólo tres o cuatro años de que esta se recuperara del anterior “aterrizaje”, podría ser, de por sí, una noticia relevante, dado el peso de la economía norteamericana en la economía mundial y las consecuencias desastrosas que, invariablemente, pagamos los países pequeños cuando la economía norteamericana se precipita en otra de sus crisis cada vez más recurrentes.

Pero resulta que si juntamos todas las piezas sueltas que a diario se esparcen por todo el mundo, en relación a la situación económica mundial, y las despojamos de todo lo que es aleatorio y enmascarado en relación a esa realidad, nos podemos encontrar, si tenemos las herramientas teóricas para analizar dichas piezas e informaciones, que el problema es mucho, pero mucho más grave que lo que predice el señor Soros. Y que en el entramado de la situación mundial, el estallido de la llamada “burbuja inmobiliaria”sería, bien podría implicar el estallido de una nueva recesión mundial, pero que este factor, con un nombre tan atrayente, es tan sólo uno de los factores de crisis, que permiten vaticinar, que el mundo, tal como está constituido hoy en día, se acerca de una crisis de proporciones catastróficas, y que el capitalismo no podrá, en el mediano plazo, seguir marchando como hasta ahora, sin producir estallidos de una proporción tal, que haría parecer insignificante la crisis de mediados de los 70, que nos trajo, con la Teatcher y Reagan, el reino del neoliberalismo.

O sea, al inminente estallido de la “burbuja inmobiliaria” habría que sumarle los siguientes factores de crisis:

Primero: Los gigantescos desajustes financieros internacionales, donde los Estados Unidos  se han servido de la supremacía del dólar y de su indiscutible poderío militar, para mantener un descomunal déficit de cuenta corriente, equivalente al 70% del conjunto de cuenta corriente del mundo, pudiendo mantener su ritmo de producción, de consumo y de gastos militares, tan solo en base al aporte de 2,000 o 3,000 millones de dólares que todos los días entran a los Estados Unidos, de los ahorros del resto del mundo, en la forma de compra de bonos del tesoro y de acciones en la bolsa por parte de los bancos centrales de las grandes potencias, e inversionistas. O sea, siendo un gran depredador, y teniendo la tasa de ahorros más baja dentro del mundo desarrollado, los Estados Unidos mantienen sus niveles de producción, consumo y gastos militares en base a los ahorros de las demás naciones del mundo, generando un desajuste financiero de dimensiones colosales, mantenido en base a confianza y uso de la fuerza militar.

Segundo: Para la economía vulgar, a medida que el dólar se debilita frente a las demás monedas fuertes, más capacidad de exportación tienen los Estados Unidos. Con este disparate, los ideólogos del sistema mantienen abobada a la opinión pública mundial. Pero resulta que a medida que el dólar se debilita se debilitan, en la misma proporción, las colosales sumas de dinero que mantienen los bancos centrales de las grandes potencias, los magnates petroleros y los ahorristas del mundo entero, en papeles del tesoro y de la bolsa norteamericana. O sea, estas colosales sumas de dinero en dólares, se desvalorizan, en la misma proporción que se desvaloriza el dólar. Y si esta cadena no se ha roto, creando una estampida hacía otras monedas o formas de ahorros más fuerte (oro, por ejemplo), es, precisamente, porque ello debilitaría a los Estados Unidos como el principal comprador mundial, y además, porque la velocidad para cambiar todos estos papeles podría marchar más lenta que la misma crisis que esta acción acarrearía, precipitando al mundo hacía un abismo.

Tercero: Los Estados Unidos no pueden retirarse de Irak y Afganistán porque con ello  perderían la hegemonía militar e incrementarían el desprestigio del dólar, potenciando estos conflictos bélicos. Pero resulta que los Estados Unidos tampoco pueden quedarse en Irak, so pena de provocar una crisis al interior de su país.

Por último, y cuarto, está la crisis energética. El mundo se acerca a la cima de la capacidad de extracción del petróleo. O sea, en el horizonte está un petróleo por encima de los cien dólares del barril. Y si se produce la agresión a Irák o cualquier fenómeno parecido, este horizonte se haría inmediato, y quizás la humanidad tenga que soportar precios mucho más altos.

Estos cuatro factores de crisis, más el estallido de la llamada “burbuja inmobiliaria” de que nos habla Soros, completan el panorama de crisis catastrófica que tiene el actual sistema capitalista en el horizonte.

¿Qué va a pasar? No puede saberse. Lo que sí es evidente es que las fuerzas progresistas del mundo tenemos que prepararnos para un panorama mundial de crisis, de una profundidad nunca vista. En el próximo artículo profundizaré sobre el tema.

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