Los investigadores de crímenes se rigen por una máxima fundamental: seguir la evidencia porque para la justicia no vale lo que parezca sospechoso o no, ni lo que diga la intuición, sino lo que objetivamente puedan demostrar. Aunque la evidencia puede, ciertamente, llevar a errores es lo que sólidamente puede conducir a condena. Economía, es una ciencia con leyes sólidas que inexorablemente se cumplen sin importar lo que la voluntad de individuos quieran imponer; es, definitivamente, una ciencia que se diferencia de otras ramas del saber científico – las llamadas ciencias duras – en que sus axiomas se expresan a través de la mano del hombre o mujer con capacidad de decisión macroeconómica pero su accionar se manifiesta, a la larga de manera inexorable. Sin embargo, hay economistas o “entendidos en la materia” que – no pocos ni pocas veces – entremezclan deseos y esperanzas con la presencia de evidencias ineludibles. Combinación exacta para una tormenta perfecta.
Es sabido y comprobado que desde que el capitalismo es capitalismo este evoluciona y se desarrolla mediante ciclos de crisis. En un mundo global éstas pueden haber asumido otras “formas” pero la esencia es la misma. Desde que Trump, desafiando la racionalidad económica, ha lanzado sus misiles arancelarios en todas direcciones los principales actores institucionales de la economía mundial han advertido el efecto que está teniendo en las variables de la economía. La contundencia con que se manifiesta la economía estadounidense con un desempleo en mínimos records y Wall Street rebasando, por primera vez, un índice de 27 mil opaca la visión, al menos a algunos.
A quien calificaron en 2006 como “doctor catástrofe”, prácticamente a tono de burla, porque vaticinó con absoluta certeza las condiciones de explosión de la crisis de 2008 detonada por la burbuja de las hipotecas de alto riesgo –conocidas como “subprime”- profesor Nouriel Roubini, de la Universidad de Nueva York -advierte ahora, y tratan de callarlo, de que la amenaza viene de las criptomonedas describiendo el fenómeno como la “mayor falacia de esta era. Bancarizar activos no bancarizados con el propósito oculto de robar dinero, esa es la realidad», dice y recuerda que no están respaldadas ni por gobiernos ni bancos centrales.
Ha surgido otra bengala de advertencia, más técnica que de “percepción”. Se refiere a la llamada “curva de Yield” la cual refleja la diferencia entre el nivel de las tasas de interés de los bonos del Estado a corto y largo plazo. Cuando la curva sube, todo está viento en popa para la economía – tasas de corto plazo más bajas que las de largo plazo – pero cuando se invierte – tasas de corto plazo más altas que a largo plazo – por al menos tres meses y eso es lo que ha ocurrido el 30 de junio en EEUU, es interpretado por muchos como el anuncio de una crisis. Así ha ocurrido ante de las últimas siete recesiones. Una crisis en 2020 seria nefasto para la reelección de Trump por lo que es de esperar que intente resolver algunas de sus “guerras”.