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La otra cara de la moneda en el problema de la toma de espacios públicos para montar negocios que obstaculizan el tránsito y a veces dañan el ornato y atentan contra la higiene, es que el Estado dominicano no ha cumplido su rol de crear infraestructuras para el expendio de productos agropecuarios y de otros géneros en una ciudad superpoblada de hombres y mujeres que recurren a la economía informal. La ocupación es creciente. Se trata de multitudes de buhoneros proliferando por los más diversos lugares.
Santo Domingo. La falta de mercados o plazas para vender productos agropecuarios y otras mercancías, con higiene, frescos y a precios asequibles, genera la proliferación de pequeños negocios improvisados en aceras, calles y avenidas de Santo Domingo Norte.
El mejor ejemplo lo constituye el llamado Cruce de Sabana Perdida, en la intersección de las avenidas Los Restauradores con Carretera Vieja, donde cientos de vendedores se colocan cada día para ofrecer sus mercancías.
En ese lugar los moradores de la zona se abastecen de todo tipo de productos, tales como brócolis, coliflores, zanahorias, tayotas, tomates, legumbres, lechugas, repollos, cebollas, pepinos y berenjenas.
De igual modo se pueden encontrar plátanos, guineos, yucas, yautías, auyamas, chinolas, limones, cerezas, mangos y aguacates, entre otros productos que además se combinan con otro tipo de mercancías, tal como prendas de vestir, cosas para el peinado, artículos ferreteros, controles para los equipos electrodomésticos… casi de todo lo que se pueda imaginar.
Para Pedro Rafael Burgo, quien atiende un negocio en la carretera Vieja, es un peligro que haya tantos vendedores ambulantes en plenas vías públicas, un mal que cada día se extiende sin ningún control.
Con Metro. La misma situación se observa en Villa Mella, donde tampoco existe un mercado en el cual los residentes de esta localidad puedan acudir a abastecerse de productos.
De ahí que las avenidas y carreteras más importantes se conviertan en los escenarios para exhibir productos, tanto en los espacios públicos como en camionetas que son estacionadas en cualquier lugar, hora y espacio, sin que las autoridades municipales o nacionales tomen alguna medida para impedirlo.
María de Jesús, quien labora en un supermercado de Villa Mella, entiende que ha faltado voluntad por parte las autoridades para construir un gran mercado en esta localidad, lo que provoca que proliferen los negocios improvisados por todos lados.
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La paradoja
A pesar de que en Villa Mella está el Metro de Santo Domingo, no dispone de un mercado. El año pasado, cuando se intentó desalojar a decenas de vendedores que se apostaban en las avenidas Hermanas Mirabal con Charles de Gaulle, el Ayuntamiento de Santo Domingo Norte se comprometió con un mercado. A la fecha, sin embargo, no se sabe cuándo y dónde este sería levantado.
