ROMA, Mar 31 (AFP) – El estado de salud del papa Juan Pablo II, de 84 años, se agravó repentinamemte la noche del jueves por una infección de las vías urinarias y sus allegados temían un desenlace fatal.

En la tarde del jueves las condiciones de salud del pontífice, ya debilitado por la enfermedad de Parkinson y por las consecuencias de una serie de crisis respiratorias, se agravaron al presentar una fiebre muy alta.

 «El Papa está aquejado por una fiebre muy alta provocada por una infección  de las vías urinarias», anunció la noche del jueves el portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro Valls.

   En la declaración, divulgada hacia las diez de la noche, Navarro precisó que se había «iniciado una terapia con antibióticos» y que el cuadro clínico estaba siendo «controlado por el equipo médico del Vaticano que lo atiende».

Informaciones no confirmadas aseguraron que el sumo pontífice había recibido la extremaunción.

 Una baja de la tensión arterial seguida de la fiebre alarmó a las autoridades del Vaticano.

Fuentes médicas que han seguido la evolución de la salud del pontífice confirmaron que el cuadro clínico es preocupante. «Está mal, muy mal», declararon.

Los médicos temen que el Papa sufra una septicemia, es decir una infeccción generalizada debido a la presencia de un foco infeccioso en un momento en que se encuentra sin defensas, fuertemente debilitado.

 Sin embargo, el profesor Rodolfo Proietti, jefe del equipo médico que lo atiende en el hospital romano Gemelli, aseguró que por ahora el pontífice no será hospitalizado, al parecer debido a su frágil estado.

«Los pontífices no mueren en hospitales», comentó por su parte un vaticanista consultado sobre la posibilidad de un traslado al Gemelli.

Según el canal de televisión Sky Italia, el Papa está siendo atendido por su médico personal, Renato Buzzonetti y todo el equipo de médicos del hospital Gemelli, dirigido por el profesor Proietti.

Fuentes no confirmadas aseguraron que el pontífice está rodeado también por sus estrechos colaboradores, entre ellos su secretario privado, monseñor Stanislaw Dziwisz, su leal colaborador desde hace 40 años y por el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado del Vaticano y número dos de la Santa Sede.

Juan Pablo II perdió cerca de 19 kg desde que fue sometido a una traqueotomía el pasado 24 de febrero, aseguraron este jueves a la AFP fuentes vaticanas informadas, que aseguraron que «por eso decidieron colocarle el miércoles una sonda nasogástrica».

El Papa, que apareció el miércoles por casi un cuarto de hora ante la ventana de su apartamento en el Vaticano, fue incapaz de articular palabra y se notaba que había perdido mucho peso.

La dramática aparición del Papa, preocupó a los 1.100 millones de católicos de todo le mundo.

Cientos de personas, entre ellos numerosos medios de televisión y curiosos comenzaron a llegar a la Plaza de San Pedro, donde se pudo ver iluminada por algunos minutos una de las habitaciones de los apartamentos del pontífice.

 «El Papa es una gran personalidad y aunque no soy católico vine para rendirle un homenaje», comentó uno de los curiosos.

Las autoridades italianas decidieron cerrar el acceso a la plaza hacia las diez de la noche, una hora antes de lo habitual y vehículos de la policía vigilan las entradas con las luces de las sirenas encendidas.

Juan Pablo II, que sufre desde hace más de diez años la enfermedad de Parkinson, fue hospitalizado dos veces en febrero aquejado de graves problemas respiratorios.

El pasado 24 de febrero fue sometido a una traqueotomía para facilitarle la respiración y regresó al Vaticano el pasado 13 de marzo. Desde entonces es atendido en el palacio apostólico, donde fue creado un centro médico para asistirlo.

El miércoles, el Vaticano anunció que los médicos habían decidido colocarle una sonda nasogástrica para alimentarlo y permitirle recuperar fuerzas.

 «Estamos muy precupados», comentó un eclesiástico, mientras los principales medios de prensa italianos suspendieron sus titulares de primera página.