¡Se ahorcó el coronavirus!

¡Se ahorcó el coronavirus!

“¡Quizás podríamos ser el único país del mundo que espantemos la covid!”

Parece un cuento de hadas… Mientras en todo el mundo un intruso hace de las suyas matando a millones de personas y anulando temporalmente a otros afectados, muchos dominicanos nos burlamos de lo que nos podría pasar si nos seguimos descuidando… Parece que los muñequitos de Supermán y Superniña se nos han grabado más que la educación que quizás nos fue inculcada en nuestros años mozos…

“¡Herminio! –exclama Píndaro-… ¿No recuerdas a ese gran psicólogo don Toñito Zaglul, que en sus apuntes del 1984 pintó con lujo de detalles cómo somos?”… “Seguro que lo recuerdo! –responde Herminio-… “Fue enfático al plantear su idea de que ‘somos un pueblo con una depresión mental colectiva y crónica’…”.

Píndaro le clava sus ojos mientras escucha acercarse a dos personajes que han estado muy presentes durante los últimos 9 meses… “Míralos, Herminio… Ahí vienen, tomados de las manos, Plaquetica y Sangre, mientras sonríen y conversan entre si… Pareciera que ambos están celebrando el alto grado de irresponsabilidad que se ha desatado entre un segmento de la población que se ha dado a la tarea de negar que puede hasta perder su propia vida…”.

“Herminio –refiere Píndaro-, vuelvo y te recalco que hace unas tres décadas, el Dr. Zaglul sentenció que ‘vamos avanzando a pasos de gigante hacia el cretinismo y, por ende, desgastando nuestra nacionalidad’… Parece que no quieren aceptar, o no conocen, el significado de la realidad palpable de que en estos momentos, alrededor del treinta porciento de nuestra población está siendo contagiada por los efectos directos del virus más peligroso de los últimos tiempos”… “Así es –le comenta Herminio-, lo que pasa es que ahora todavía se repite que, tal y como él refirió en sus ‘Apuntes’, ‘los vocablos luz, cama, mosquitero, botella, piso, alfombra, frisa, sábana, almohada, radio, zapatos, medias, camisas eran sustituidos por solo dos palabras: vaina y pendejá, voces impúdicas’…”.

“Es que no logramos hacerle llegar a la población una comunicación efectiva sobre lo valioso para su vida que es el mantenerse, permanentemente, lavándose sus manos, usando mascarilla protectora en su cara y luchando por estar a una distancia de por lo menos un metro de todo aquél frente a quien está… ‘Somos un pueblo de inteligentes. Eso sí: somos profundamente incultos.

El cerebro es como la tierra negra; si no se siembra algo, produce yerba mala’, refirió el Dr. Zaglul y cada día se refuerza su teoría… Quizás es momento de que nos propongamos obligar al mismo virus a capitular… Eso sólo lo logramos, si enfilamos todos los cañones en una masiva campaña liderada por el sector oficial, con un único mensaje, difundido por todos los medios, y en una frecuencia repetitiva de un período no menor de un mes… Hagamos caso al Dr. Zaglul, que en época –nunca más parecida que ahora- pedía: ‘Debemos usar todos los medios de comunicación a nuestro alcance para suprimir esa niebla de ignorancia’…”.

Estamos ante el reto de superar con creces y en vida, los estragos que nos estamos viendo obligados a disminuir cada día… Nos hemos propuesto destinar millones de dólares en una necesaria campaña para promover una Marca País, sin embargo el momento demanda preservar la esencia básica de una Marca País –el dominicano-, a través de una inversión encaminada a repicar una campana cuyo tañer penetre hasta la saciedad en las neuronas de todos los niveles de la población… Debe convertirse en un reto personal del primer mandatario de la nación, acompañado de su equipo de prevención de la salud, con un mensaje único, claro y sencillo… Será la única forma de que el dominicano de a pié -junto al montado-, se concientice y ponga de manifiesto que tiene dos dedos de frente… “Mi miedo –dice Herminio- es que, como en la confianza es que está el peligro, gran parte de la inversión a destinar a comunicación de la imagen gubernamental se oriente únicamente a resaltar las medidas de inmediatez que se toman a nivel oficial, en lugar de martillar con un corto -pero repetitivo mensaje-, destinado únicamente a no dejar dormir a la población, creándole conciencia de lo que le puede pasar en las próximas semanas si sigue como va…”.

Y Píndaro fortalece su mensaje el hacer una nueva referencia a ese gran científico que fue el Dr. Antonio Zaglul, cuyo contenido tiene ahora más vigencia que nunca: ‘Si seguimos en esa ruta, en el año 2000 tendremos ocho millones de cretinos –decía-, …en la forma en que vamos caminando vamos planificando el cretinismo’… ‘Abonemos nuestros cerebros con conocimientos’… Y Píndaro agrega: ¡Quizás podríamos ser el único país en el mundo que espantaremos al Covid!”.

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