Se altera equilibrio temor – codicia

Se altera equilibrio temor – codicia

Por Gillian Tett
Los mercados financieros se mueven por un delicado equilibrio entre el temor y la codicia. Ahora, sin embargo, el dial se inclina violentamente hacia el temor.

Y mientras se asienta el polvo de de los violentos movimientos del mercado se la semana, va quedando claro que partes del mundo financiero han sufrido una crisis de confianza colectiva.

De ahí que ahora “la pregunta de los US$64 millardos” sea si estos traspiés pueden atenuarse tranquilamente por una acción sorda del banco central, o si la crisis de confianza podría convertirse en una sacudida financiera mucho mayor.

Actualmente, el veredicto parece estar en el punto medio. La raíz de las vacilaciones de esta semana está en los sucesos de principios de año, cuando quedó claro que préstamos extendidos a prestatarios de alto riesgo en Estados Unidos, conocidos como subprima, se estaban echando a perder.

Esto afecta a los inversionistas financieros porque en años recientes, los banqueros han empleado estos préstamos subprima para crear una plétora de instrumento financieros complejos, en un brote de innovación descontrolada -y después le vendieron esos nuevos productos a inversionistas por todo el mundo.

Por eso, cuando los prestarios de hipotecas subprima dejaron de pagar sus deudas, el valor de los activos asociados se vino abajo, generando pérdidas para esos inversionistas diseminados por todo el mundo.

Si las penas se hubieran detenido en las hipotecas subprima, podrían haber terminado ahí, dado que este sector es solo una parte menor del sistema financiero global total. Pero en realidad, lo que disparó los sucesos de la semana pasada es que la leyenda subprima ha destapado una lata de gusanos mucho mayor: las preocupaciones sobre la forma en que funcionan las finanzas modernas.

En viejos tiempos en que los bancos hacían préstamos, y los mantenían en sus libros, era fácil decir quién tenía pérdidas cuando los créditos se ponían agrios. Pero ahora que los créditos se re-envasan, y se venden por todo el globo, nadie sabe donde está el mal.

Después de todo, el mundo nunca ha vivido todavía un ciclo del crédito que ponga a prueba este tipo de innovación financiera.

Esa es la razón por la cual el sistema financiero está atrapado por un clima de miedo, que ha puesto cada vez más nerviosos a los bancos a la hora de negociar entre sí.

En días recientes, por ejemplo, se han esparcido rumores de que algunos bancos europeos han sufrido problemas de financiamiento en vehículos de inversión que invierten en títulos vinculados a hipotecas (o, en la jerga de la industria, los llamados “conduits”, que son los que se financian a sí mismos con “papel comercial respaldado por activos”-ABCP).

El pánico alrededor de los vehículos ABCP, a su vez, le ha dificultado a algunos bancos europeos conseguir dinero a corto plazo, lo que hecho subir las tasas diarias del mercado monetario.

Y esto ha disparado una espiral a la baja que se auto-refuerza: cuando los bancos dejan de extender líneas de crédito entre ellos, las tasas de préstamo del día se disparan, y hacen que los bancos se pongan más nerviosos.

Mientras tanto, las pérdidas por los títulos subptima están obligando s los inversionistas a vender otros activos, como los títulos vinculados a préstamos corporativos, y hasta acciones corrientes. Y esto está haciendo bajar los precios, obligando a más gerentes de inversiones a vender.

Por supuesto, este círculo vicioso no es único: patrones similares suelen surgir cuando los mercados de activos tropiezan. Ciertamente, muchos comerciantes consideran que el mejor paralelo histórico para comprara la atmósfera actual es 1998, cuando Long-Term Capital Management (LTCM) implosionó.

Después de todo, entonces, los mercados también oscilaron violentamente -y al parecer, irracionalmente- mientras LTCM y otros trataban de liquidar sus activos de prisa, y los inversionistas sacaban líneas de crédito, mientras trataban de identifica las fuentes del mal. Y en 1998, como ahora, estas oscilaciones del mercado se exacerbaron porque era agosto, y muchos bancos tenían poco personal.

Por suerte, esta vez no hay evidencias concretas de que algunas grandes instituciones estén a punto de implosionar, como LTCM. (aunque de manera sorprendente, hay rumores febriles por todas partes). Y en consecuencia, la contracción de liquidez de esta semana pudiera ser de corta duración.

Porque la buena noticia de esta semana es que los bancos centrales han demostrado su disposición de actuar de manera poco ortodoxa para apaciguar los mercados.

Y lo más importante de todo, la economía básica, y las perspectivas de crecimiento global siguen estando en buena forma. Esto, a la larga, debería persuadir a los comerciantes a empezar a enfocarse en la codicia.

De todas formas, en la medida que los inversionistas sigan tan inseguros sobre quién tiene en sus manos ahora las pérdidas de crédito, el temor seguirá siendo el tema dominante del día.

Parece que tendremos un verano caliente y sudoroso, para los banqueros, políticos e inversionistas por igual.

VERSIÓN AL ESPAÑOL IVÁN PÉREZ CARRIÓN

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