Se busca: el emigrante haitiano agradecido

Se busca: el emigrante haitiano agradecido

Cuál es la segunda patria del emigrante haitiano? ¿A quién le agradece su aceptación, oportunidad y calidez humana? Cada emigrante, después que da la espalda a su patria, venera, agradece y reconoce la gratitud de quién le acoge. Cada emigrante guarda su propia historia; sabe de qué huye, y porqué huye. Los haitianos huyen de la miseria, del hambre, del desempleo, de la falta de salud, alimentación, de la marginalidad extrema, del salvajismo del Siglo XIX, de país fallido, ingobernable y desigual a los extremos, donde solo el 3 o 5% de su población vive dignamente.

Salen de Haití desesperados; como emigrantes dan lo que sea para cruzar el Masacre en plena oscuridad; ya sea a parir en un hospital, o al mercado bien temprano para abastecerse de alimentos para subsistir. Décadas atrás, venían al corte de la caña; vivían en pequeños bateyes aglutinados, con pagas miserables, que negociaban los amos de ambos lados. Pero el destino es diferente para cada emigrante, como la suerte llega cualquier día, y el columpio de la vida enseña que el de atrás, algún día puede estar delante.

En la emigración haitiana, unos han tenido éxitos; otros han logrado oportunidades para los suyos: les he visto estudiar, tener alimentos, ropas, calzados, salud, recreación y efectividad social. Literalmente, para muchos cruzar ha valido la pena. Tanto ha valido que son: propietarios de negocios, vehículos, medios económicos, y de un cambio socio económico bajo su esfuerzo y trabajo que nunca en 50 años lograría en su patria haitiana. Aquí, de este lado, les he visto trabajar, jugar, fiestar, estudiar, tener pareja y convivir como el que más de los dominicanos. Es más, yo me encontré en San Diego, Estado Unidos con más de 5 psiquiatras haitianos que habían estudiado medicina en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y en Santiago. Ahora cursaban su postgrado en psiquiatría en EE.UU. De cada vivencia, en cada desarrollo y de cada experiencia, se deben guardar recuerdos, afectos, amor, altruismo, solidaridad, dolor, tristeza, alegría, triunfar, caídas, oportunidades y enseñanzas; que de seguro ayudan a guardar admiración, gratitud y agradecimiento por el suelo que te acogió, porque en él soñaste, construiste, luchaste para sobrevivir, hiciste el amor, conociste hijos, esposo(a), amigas(os), apegos, vínculos, afecto y hasta sentido de pertenencia. No importa. Cada emigrante recuerda su procedencia, su historia, su cultura, su bandera, su idiosincrasia particular que lo ata por siempre y para siempre. Pero, el emigrante también reconoce, agradece y respeta el país que le sirvió para existir, desarrollarse, abrigarse, comer y multiplicarse. Sin embargo, han pasado años y meses de conflictos, denuncia y acoso moral contra la República Dominicana, hemos tenido que soportar calumnias como: torturadores, esclavistas, abusadores, explotadores y racistas de las peores. ¿Qué no han dicho? Pero me he preguntado: ¿Dónde están los emigrantes haitianos agradecidos? ¿Dónde viven los que tienen y sienten la gratitud como valor trascendental a la condición humana con República Dominicana? Sencillamente, no hablan, no tiene fidelidad, no reconocen ni expresan su afecto a una segunda patria, como el hispano que agradece a los EE.UU. Todo emigrante tiene memoria, corazón y vivencias que le sirven para asumir el dolor y afecto, las caídas y los éxitos, para buscar la balanza y cuidarse de no tirar la raya. Pero el haitiano es diferente, en su educación y aprendizaje psicosocial y psicoemocionales, a ellos les clavan las ideas que su mala suerte y su fatal destino, ha sido por culpa de este lado de la isla, creando emocionalmente actitudes negativas: frustración, resentimiento, odio, culpa, dolor crónico, desvinculación, rabia, ira, sed de venganza y desafecto crónico. Aún en las élites haitianas, en la pequeña clase media y en los sectores populares, piensan y viven con esas creencias, prejuicios y condicionamientos mentales.

Su atraso socioeconómico, político y estructural les impide organizarse y cambiar el modelo. Pero han aprendido quecuando se vive desigual, entonces, la lucha descansa en la victimización, el pasivo-agresivo, el chantaje y la presión para que se resuelva desde fuera, o las oligarquía de ambos lados que se reparte el dinero, pongan control, mientras el emigrante haitiano que cruzó, no asimila ni a las Mercedes, ni a la Altagracia, ni la identidad dominicana como su segunda patria.

Publicaciones Relacionadas