Es necesaria una reforma profunda en el sector salud
Los ciclos implican fases y estados que se van sucediendo, pero que dependiendo de la voluntad pueden tener una direccionalidad positiva, que supere etapas anteriores. A propósito de que este 16 de agosto se cumple el primer año del Gobierno del Partido Revolucionario Moderno (PRM) y Luis Abinader, me parece importante que este nuevo ciclo traiga modificaciones importantes para el discurrir social, económico e institucional de la República Dominicana.
Una de ellas debe ser la salud, porque la pandemia desnudó las precariedades de un sistema sanitario deficiente, negador de derechos, de vocación mercantilista, que no escandaliza más solo porque las clases media alta y alta son capaces de sortearlo con pagos adicionales.
Y aunque tanto el pasado Gobierno, como este han logrado controlar los indicadores claves del COVID-19, tales como letalidad, casos activos (11,962), positividad (7.5%), UCIS (29%) y ventiladores (24%), es preocupante que a pesar del gigantismo institucional no se han atendido también otros males. Por ejemplo, en la pandemia la mortalidad materna se disparó en 2020 a 127 por 100,000 nacidos vivos y en los primeros meses del 2021 aumentó 48%. También disminuyó la atención y respuesta a neonatos, personas con cáncer, diabéticos, hipertensos y la salud mental se deterioró.
Esto habla de una necesidad de reforma profunda en el sector salud y de ella ha hablado el presidente Abinader mediante decreto, pero no queda claro qué busca reformar el PRM, y si los cambios serían convenientes para la población general o solo para el empresariado que tiene grandes intereses en este sector y que participa activamente de este Gobierno, a veces con resultados positivos, pero otras preocupantes.
Otro cambio de rumbo importante sería en el plano económico, donde hay que reconocer que esta gestión ha sorteado con éxito este primer año en aspectos como el crecimiento económico, que ha superado las expectativas no solo del Banco Central, sino también de organismos como el FMI y la CEPAL.
Sin embargo, el reto es: ¿Habrá derrame?, ¿Se transformará ese crecimiento económico en desarrollo humano? No es maniqueísmo, es juzgar por los antecedentes. Los gobiernos se obsesionan y conforman con el crecimiento, pero la ciudadanía de a pie espera ansiosa por el impacto de tan mencionada mejoría en su día a día, afectado ahora por alzas de productos y bienes.
Estos últimos años los dominicanos y dominicanas han dado muestras contundentes de cambio y determinación férrea de que las cosas sean distintas. No sé si para el PRM fue un mero eslogan de campaña, pero la población sí cambió. Ahora se busca un Gobierno y un partido que lean estos cambios, que lo escuchen, lo entiendan y se pongan a tono, de lo contrario, en tres años, estos también se van.