Con motivo de la celebración del Día del Inmigrante, los ejecutivos de la Fundación Corripio y algunos miembros del cuerpo diplomático acreditado en el país depositaron ayer una ofrenda floral en la estatua del inmigrante, un monumento ubicado en la intersección de las avenidas 27 de Febrero y Ortega y Gasset.
El acto estuvo presidido por el empresario José Luis Corripio, vicepresidente de la Fundación Corripio, quien además pronunció las palabras centrales.
Tras recordar que la estatua se inauguró hace catorce años, el 13 de octubre de 1989, Corripio aseguró que el monumento es una recordación y un homenaje a todo el pueblo dominicano.
«Tal como en aquella ocasión manifesté, los inmigrantes que enriquecen y que desarrollan a los diversos países donde se dirigen, en el caso de la República Dominicana es un caso sumamente especial porque este país, como pocos en el mundo, está constituido en su totalidad por inmigrantes de los cuatro puntos cardinales. Ese crisol de razas es que ha constituido la nacionalidad dominicana».
Dicho esto, Corripio resaltó el papel que han jugado los inmigrantes en el desarrollo del país. «La nacionalidad dominicana es la unión y la conjución de tantos inmigrantes que se han dedicado con esfuerzo a trabajar, a sembrar, a desarrollar y a morir en la República Dominicana y cuyos sueños han realizado aquí. Lo más importante, a mi modo de ver, de un inmigrante es que se identifique con la tierra que ocupa, con el país donde vive y que dedique sus mejores esfuerzos no solo a su bienestar propio, sino al del país donde vive».
Posteriormente Corripio habló sobre la estatua del inmigrante. «Esta no es una estatua de tipo heroico ni espectacular, sino de un simple muchacho que representa lo que suelen ser los inmigrantes en casi todas las partes del mundo: alguien que llega lleno de ilusiones y en vestimentas rudimentarias, como está representado en el monumento, camina con confianza y a paso seguro en el país donde vive».
Señalando que el monumento se ha reproducido ya dos veces y que sus réplicas se encuentran en San Juan, Puerto Rico; y Pola de Allande, Asturias, España, Corripio informó que la estatua fue hecha por Antonio Prats Ventós, un escultor catalán que adquirió la nacionalidad dominicana por uso, amor y legalidad.
Terminada la intervención del señor Corripio se dirigieron a los presentes los embajadores de España, María de Jesús Figa López; de Francia, Jean Claude Moyret; de Italia, George Efara; y de Taiwan, John Feng.
Durante el acto estuvieron presentes Tony Raful, secretario de Estado de Cultura; Ana María Alonso de Corripio, Ana Corripio de Barceló y los vocales de la Fundación Corripio, Manuel y José Alfredo Corripio. También asistieron el consultor jurídico del Ayuntamiento del Distrito Nacional, Juan Cedano; el director de la Fundación Corripio, Jacinto Gimbernard; los asesores, José Alcántara Almánzar y Jorge Tena Reyes; y la administradora, Pilar Albiac.