Se cosecha, lo que se siembra

Se cosecha, lo que se siembra

Siendo el presidente Fernández  una persona relativamente joven, luce como si estuviera atravesando por un proceso de  cansancio o hastío por los asuntos gubernamentales, porque de otra manera no se explica que tantas cosas anden manga por hombro dentro del tren gubernamental como en otras áreas del Estado donde puede ejercer su liderazgo o  investidura.

Todo el que ha trabajado por mucho tiempo en cualquier actividad,  especialmente en la administración pública sabe que hay posiciones que ejercidas durante largo tiempo sin descanso, no solo agotan, sino que hay que vivir introduciendo cambios para que la rutina no acabe con  la creatividad y capacidad de trabajo.

Esa situación se hace mucho más acentuada cuando las personas que ejercen esas posiciones tienen otras actividades que les gustan tanto o más que las que desempeñan, por lo que  tienen  que administrar bien el tiempo para complacer sus vocaciones personales o profesionales. 

Es entendible por tanto que Leonel Fernández, quien debe tener otras actividades que aunque ligadas a la política requieren tiempo y dedicación especial, se sienta hastiado de lidiar con tantos problemas, sectores insaciables, como con  muchos funcionarios que él mismo sabe que están en esas posiciones fundamentalmente por compromisos políticos y probablemente convencido de que no reúnen capacidades profesionales como morales para ocupar dichas posiciones.

Debe estar consciente, de que además de que el ejercicio prolongado sin pausa produce cansancio, la misma situación por la que atraviesa el país producto de  tantos errores cometidos, por actuar  pensando fundamentalmente en resultados electorales, ha agravado la situación económica  que repercute en lo social y político, y no se vislumbran soluciones a corto ni mediano plazo.

Todo eso sumado a las probables dificultades para  desatar sin provocar mayores problemas, los nudos realizados durante las campañas políticas, que con el paso del tiempo se han ido apretando o aflojando, pueden estar  acelerando la preocupación y agotamiento de Fernández, y desde el punto de vista humano es entendible, pero la realidad es que los problemas en todas las áreas se van acumulando, con tendencia a agravarse.

Tiempo atrás, cuando alguien importante  le pidió consejos a un sacerdote humilde pero sabio de la iglesia, acerca de qué hacer frente a la situación difícil porque atravesaba, precisamente en el ejercicio del poder, éste  le recomendó detenerse y analizar lo que estaba cosechando y mirar hacia atrás para ver las cosas que había sembrado y compararlas con las que había prometido sembrar,  con las que muchas personas se habían entusiasmado e identificado.

Esa  recomendación no solo debería ser asimilada  por el presidente Fernández, quien aparentemente da muestras de cansancio por las cotidianidades gubernamentales y las andanzas inexplicables de muchos funcionarios, sino también por todos los líderes políticos, especialmente los que con ahínco trabajan para llegar al poder, porque sembrando cardos o permitiendo que les llenen los caminos de guazábara, a todo el mundo se le hace difícil poder cosechar buenos frutos.

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