Se cumplen mil días de una guerra que EEUU no esperaba

Se cumplen mil días de una guerra que EEUU no esperaba

Por César Muñoz Acebes 
Washington, 13 dic (EFE).- El Gobierno de EEUU, que preveía una guerra rápida y decisiva en Irak, ha visto cumplirse hoy los mil días de un conflicto sin visos de arreciar, pero ha acogido esta efemérides con la misma insistencia de que su país tiene que ganar.

   Las casi mil y una noches desde que el primer misil cayó sobre la madrugada bagdadí el 20 de marzo han sido una pesadilla para muchos por el elevado número de víctimas.

   Por primera vez EEUU dio este lunes un cálculo del número de civiles iraquíes muertos: 30.000, a lo que se une el goteo diario de muertes de soldados estadounidenses, que ya son más de 2.140. 

   La cifra de muertos iraquíes la dio el propio presidente de EEUU, George W. Bush, quien está inmerso en una campaña para revertir una opinión pública mayoritariamente contraria a la política de su Gobierno en Irak.

   Para ello, está mezclando su optimismo tradicional sobre el futuro del país con dosis de realismo sobre el costo para EEUU, cuando hoy se cumplen en Irak los mil días de conflicto, ya que 2004 fue año bisiesto.

   El número de bajas no arrecia y hoy mismo murieron cuatro soldados del Ejército de Tierra de EEUU en un ataque con bomba.

   Por ello, la mayor baza de Bush es demostrar que el proceso político está corriendo en Irak y que un Gobierno estable permitirá la salida de las tropas de su país, según los expertos.

   Así, para la Casa Blanca son cruciales las elecciones del jueves, que producirán la primera administración no transitoria en Irak, que contará con un mandato de cuatro años.

   No obstante, simplemente estabilidad no era lo que el Gobierno de Bush había prometido.

   «Hay muy poca discusión de esta idea de que Irak se convertiría en un modelo de democracia y mucho más esfuerzo en convencer a los estadounidenses de que no se avecina un desastre» en ese país, dijo Jon Alterman, un experto del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un centro de estudios.

   La idea de Irak como ejemplo para sus vecinos surgió del grupo «neoconservador» en el seno de la Administración estadounidense.

   El mismo grupo que promovió la invasión de Irak desde que se produjeron los atentados del 11 de septiembre de 2001, a pesar de que nunca se ha demostrado colaboración entre el ex presidente iraquí Sadam Husein y la red terrorista Al Qaida.

   Ese grupo -en el que se incluyen el vicepresidente Dick Cheney y el ex número dos del Pentágono, Paul Wolfowitz- logró su meta principal: defenestrar a Husein.

   La invasión fue una acción militar bien planeada y llevada a cabo, que en poco más de tres semanas barrió a un ejército de casi un millón de soldados, la gran mayoría de los cuales no lucharon.

   El 1 de mayo, en uniforme de piloto y casco en mano, Bush declaró el fin de los «combates principales» a bordo de un portaaviones bajo una pancarta que decía: «misión cumplida».

   Sobre lo que pasaría después de la caída del régimen de Husein, la Casa Blanca habló poco en las postrimerías de la guerra y lo que dijo fue erróneo. El plan original preveía que el número de tropas desplegadas en Irak se reduciría a 50.000 para finales de 2003.

   El jefe del Estado Mayor del Ejército en 2003, Eric Shinseki, auguró sin embargo en una audiencia ante el Congreso que serían necesarios «varios cientos de miles» de militares tras la invasión.

   Wolfowitz calificó ese cálculo como exagerado y declaró: «Estoy bastante seguro de que nos recibirán como liberadores y eso nos ayudará a disminuir nuestras necesidades (militares)». Actualmente, 158.000 militares de EEUU están acantonados en Irak.

   Ese funcionario hizo otro pronóstico al Congreso: Irak «realmente puede financiar su propia reconstrucción y relativamente pronto», gracias a sus recursos petroleros.

   El país mesopotámico aún no ha recuperado la producción de antes de la invasión, calculada en 3,5 millones de barriles al día.

   A pesar de estos errores, Bush ha insistido en que tomó una «decisión justificada» al ordenar la invasión de Irak y que EEUU seguirá allí hasta lograr una «victoria completa».

   No obstante, las encuestas muestran que el público está cansado de las noticias de violencia y los ataúdes que vuelven a EEUU, a pesar de que son invisibles porque el Pentágono ha prohibido que sean fotografiados cuando llegan a suelo estadounidense.

   «Sospecho que terminaremos con una retirada progresiva negociada que comenzará en 2006 y durará un par de años, y que después tendremos una capacidad residual» en forma de entrenamiento y asesoramiento, dijo Frederick Barton, ex subcomisionado de refugiados de la ONU. EFE

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