Se debe evitar una crisis de deuda

Se debe evitar una crisis de deuda

En los años 1883-1895, de dominio total de las instituciones  y de consolidación de su dictadura, Ulises Heureaux quintuplicó la deuda pública, de $3.9 a 20 millones de dólares.

Entre otros, fue responsable de los préstamos Westerndorp e Improvement, recursos que utilizó para financiar presupuestos cargados de gastos clientelistas, origen de la prolongada etapa de control de las finanzas públicas por el Gobierno de los Estados Unidos a través de varios acuerdos; Laudo Arbitral de 1904 que cambia a Modus Vivendi en 1905, Plan de Ajuste en 1906 que en mayo de 1907 se convierte en la Convención Domínico Americana.

Una de las condiciones de evacuación del ejército de los Estados Unidos, la firma de una nueva Convención a finales de 1924, ratificando la de 1907, fue cumplida por Horacio Vásquez tan pronto como asume el mando, fue derogada por Trujillo en 1941 cuando salda la deuda externa y devuelve a los dominicanos la soberanía sobre sus finanzas. La irresponsabilidad de Lilís termina 41 años después de su muerte.

Cuando asume el poder en agosto del 2004, el Presidente Fernández encontró la deuda pública total (interna, externa y Banco Central) en US$9,705 millones, para diciembre del 2010 se estima en US$21,887 millones, la duplicó en seis años.

Los presidentes Lilís y Leonel Fernández tienen de parecido la política de rápido endeudamiento y la reacción cuando se toca el tema; el primero nunca admitió su desacierto y el Presidente Fernández sigue el mismo camino.

Era casi seis veces el PIB de la economía la deuda de $34.1 millones de dólares que dejo Lilís cuando muere asesinado el 26 de julio de 1899; defendía su política de endeudamiento incluso cuando incumplía su pago y parte de ésta (bonos del Estado) se liquida a mitad de su valor.

El Presidente Fernández dice que los economistas son exagerados y los acusa de opositores para no admitir que está equivocado, a pesar de que su modelo de estabilidad se ha sustentado en el endeudamiento masivo.

Es la razón por la que el balance de la deuda, con relación al PIB estimado de RD$2,095,445.9 millones para el 2011, representa 44%, cuatro puntos porcentuales por encima del nivel crítico de que hablan la Cepal y los organismos internacionales.

La trampa se percibe mejor relacionando el servicio de la deuda de RD$113,613 millones del 2011, de los cuales RD$63,711 son pagos de intereses y RD$49,902 millones amortización de capital, con los ingresos tributarios esperados de RD$276,622.6 millones, que arroja un elevado índice de 41.07 por ciento.

De no cumplirse el estimado de ingresos para el 2011, que luce muy optimista, se estaría corriendo un peligro real de impago, de insolvencia, con consecuencias para la clasificación de riesgo del país, ahora mismo muy baja (B1/B/B), para el desempeño de los bonos dominicanos,  el crecimiento y el empleo.

No está bien que el señor Presidente de la República intente minimizar los riesgos hablando del PIB, que es un número estimado, mientras la deuda es una realidad.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas