Se debe gastar en protección cuenca del Nizao

Se debe gastar en protección cuenca del Nizao

Parte de los recursos económicos generados por las presas de Jigüey y Aguacate debe destinarse al rescate y protección de la cuenca del río Nizao, donde la falta de inversión en proyectos conservacionistas amenaza el suministro de agua al acueducto de Santo Domingo y los canales de riego de San Cristóbal y Baní.

Esa recomendación la externó el padre Luis J. Quinn al ponderar los resultados de una consultoría que cifró en US$50 millones anuales el aporte de esas presas en servicios de agua potable, energía eléctrica y riego asciende a US$50 millones anuales.

El estudio se efectuó dentro del Proyecto Manejo de Tierras Regadas y Cuenca (PROMATREC) y de las acciones orientadas a adecuar el marco legal e institucional para establecer el manejo integrado de los recursos hídricos del país, que financian el Banco Mundial y el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos.

«Desde que fueron inauguradas las presas Jigüey y Aguacate -indicó el sacerdote- hemos insistido en la imperiosa necesidad de que una parte de los recursos que generan las aludidas infraestructuras se destine al rescate, protección y conservación de la cuenca del río Nizao, es decir, sus aguas, sus bosques, sus suelos y sus animales silvestres».

«Esa preocupación -agregó- la comparten los ambientalistas y las personas sensibles de nuestro país. Pero, hasta hoy, las autoridades que han tenido y que tienen la responsabilidad de cumplir con este sagrado deber han hecho caso omiso a nuestros planteamientos».

El objetivo principal de la consultoría fue identificar los mecanismos más adecuados para la aplicación del decreto 79-01, y lo previsto por la nueva Ley de Aguas sobre la captación de recursos económicos generados por distintos usos del agua en las cuencas bajas, a fin de crear un fondo en beneficio de los pobladores de la cuenca alta y la protección y conservación de los recursos naturales.

El padre Quinn hizo constar que los recursos que se destinen a proteger la cuenca del río Nizao se emplearían en diversas actividades que la Asociación para el Desarrollo de San José de Ocoa, Inc. (ADESJO), bajo su dirección, ejecuta con éxito desde hace más de cuatro décadas: conservación de suelos, reforestación, proyectos comunitarios de riego, microinvernaderos, minihidroeléctricas, producción agrícola orgánica, combate a la contaminación del medio ambiente, acueductos rurales y, entre otras, saneamiento ambiental.

De la energía eléctrica producida por Jigüey, Aguacate y Valdesia y el contraembalse Las Barías, que se alimentan del río Nizao, los ocoeños no reciben directamente ni un centavo, apuntó el sacerdote, quien estimó que el trato que en tal sentido se da a esta provincia es discriminatorio.

Quinn expuso que no debe alegarse que los beneficos percibidos por la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) no son suficientes, dado que sólo en los dos primeros años de operación de Jigüey y Aguacate quedó cubierto el costo de la obra. «Esperamos, pues, un trato igualitario al que reciben otras poblaciones en cuyo seno nacen los ríos y arroyos que alimentan sus presas».

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