A diez meses de las elecciones presidenciales, legislativas y municipales del año 2016, se empiezan a notar síntomas de desesperación política producto de expectativas de crecimiento del PRM insatisfechas. Así las cosas, comienzan los yerros evidenciados en ataques carentes de fundamentos que le permitan sostenerse en el tiempo y espacio.
El Partido Revolucionario Moderno ha tratado de desacreditar el proceso de transformación profunda que se está desarrollando en materia educativa en República Dominicana, intentando minimizar el hecho de que mientras la inversión en educación expresada en función del PIB decreció en el gobierno 2000-2004 en los siguientes términos: 2.32% del PIB en el año 2000, 2.31% en el 2001, 2.27% en el 2002, 1.8% en el 2003 y 1.29% en el 2004, en el año 2013 se invirtió el 3.84% del PIB, 3.88% en el 2014 y con lo que va del 2015 se proyecta una inversión de 3.95%, una tendencia ascendente contrario al comportamiento exhibido en la gestión 2000-2004.
Del mismo modo el PRM en su desesperante campaña ha arremetido contra el Banco de Reservas, una de las instituciones públicas de mayor transparencia y cuyo desempeño la convierte en la mejor del sector bancario del país de acuerdo a World Finance, Euromoney y The Banker.
El Banco de Reservas es propiedad exclusiva del Estado dominicano y los dividendos que cada año obtiene esta institución bancaria forma parte de las fuentes que financian el presupuesto general de la nación. Por así decir, los más de 7 mil millones de pesos de beneficios en el Banco de Reservas, no fueron depositados en cuentas privadas, sino en las arcas públicas para ser utilizados como parte integral del presupuesto nacional.
Nos resistimos a creer que en politica todo está permitido. Hay parámetros éticos, morales, institucionales y económicos que deben ser respetados por encima de las diferencias políticas, violarlos sería someterse al riesgo ser de desmentidos con justa razón.