Se desploma imagen de Grandes Ligas

Se desploma imagen de Grandes Ligas

POR ENRIQUE ROJAS
SANTO DOMINGO (ESPNdeportes.com).- En un momento en que más que nunca los aficionados del béisbol necesitan ídolos para seguir y ejemplos para imitar, los esteroides se han convertido en la mancha negra de las Grandes Ligas (MLB). Todo comenzó como una especulación, cuando un señor de dudosa reputación llamado Victor Conte fue apresado por supuestamente dirigir un cartel que repartía a granel sustancias prohibidas a los atletas de alta competición, incluyendo jugadores de la MLB.

Pero el asunto dejó de ser un caso judicial para convertirse en un escándalo moral cuando Gary Sheffield admitió en octubre que había usado sustancias del laboratorio de Conte, aunque no estaba consciente de que eran esteroides.

Entonces amanecemos el jueves con el reporte del San Francisco Chronicle donde Jason Giambi admitió que usó esteroides con plena conciencia de sus acciones.

Aún sin haber digerido el amargo trago de las trampas de Giambi, el mismo Chronicle publicó el viernes que también el gran Barry Bonds admitió que usó esteroides.

Giambi y Bonds hicieron sus macabras confesiones durante los interrogatorios de un gran jurado que se formó para investigar las acusaciones contra Conte y su banda.

Al igual de impactante que fue para los seres humanos el ataque terrorista a las Torres Gemelas de New York, así será para el béisbol el escándalo de jugadores admitiendo que hicieron trampas para inflar sus estadísticas.

Nadie creerá en la limpieza de los récords y todos estaremos prejuiciados a la hora de evaluar a los jugadores actuales.

En poco tiempo, la MLB tendrá menos credibilidad que la WWE (la empresa de lucha libre de Vince McMahon). Después de todo, el público que acude a ver una pelea entre Booker T y John Bradshaw, sabe de antemano que los tipos solamente montan un espectáculo.

Es como cuando vamos al cine, donde estamos conscientes de que James Bonds solamente es invulnerable durante las dos horas de la película y que los golpes de Apolo Creed a Rocky Balboa eran simulados.

Pero en el béisbol, los jugadores tramposos han estado engañando aviesamente a los aficionados, propietarios de equipos, la prensa y hasta a sus compañeros.

Si el juez Landis viviera, Sheffield, Giambi, Bonds y todos los otros jugadores que admitan haber usado esteroides, estarían preparando sus retiros obligatorios.

Mientras los integrantes de los Medias Blancas de Chicago que vendieron la Serie Mundial de 1919 a los Rojos de Cincinnati solamente trataban de llevar algunos dólares extras a sus hogares, los peloteros que se dopan obtienen cientos de millones de dólares por sus extraordinarios «perfomances».

Pero hay que recordar que Bud Selig no es Landis. Tampoco es un comisionado normal, puesto que es un dueño de equipo usurpando las funciones de supervisor general del juego.

Esto quiere decir que ni aún las confesiones de culpabilidad quitarán el estatus de inocentes a los peloteros tramposos ante el gobierno de la MLB, mientras el béisbol aumenta aceleradamente el descrédito y la desconfianza del público.

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