Se deterioran instalaciones Mercado Nuevo

Se deterioran instalaciones Mercado Nuevo

POR LLENNIS JIMÉNEZ
En una estructura estrecha y a punto a derribarse, nauseabunda, contaminada y sin los más elementales servicios básicos, funciona el Mercado Nuevo de la avenida Duarte, al que le fueron vendidos hasta sus sanitarios. Este centro de acopio, donde operan grandes suplidores de negocios alimenticios, se caracteriza por carecer de iluminación, acumular basura en sus pasillos y expandir un hedor que ahuyenta al visitante.

La mayoría de los artículos que la población adquiere en este mercado, especialmente los agropecuarios, son exhibidos en lugares inadecuados.

 Los vegetales son colocados en mesas que pocas veces son lavadas y las carnes están en el área más sucia de la nave construida a principio de 1970.

De los plátanos y demás viandas, ni decir, pues rubros como la yuca son comercializados en el lodo y a falta de espacio, los mercaderes los ponen en el suelo del patio, donde la gente los pisa y la rueda de los vehículos los destruyen.

El drenaje es nulo y pese a que el ayuntamiento contrató la limpieza a una compañía privada, la higiene dista mucho de la imagen que le corresponde.

En la nave central, donde está el grueso de los distribuidores de hortalizas, los productos que caen al suelo se mezclan con las aguas de los filtrantes abiertos, los que expiden un mal olor que los vendedores apaciguan poniéndoles las hojas que quitan a los vegetales en  la mañana, cuando montan la mercancía. Hace un año que Juana Reyes, una clienta, pisó agua de uno de los filtrantes de este mercado y a pesar de visitar varios médicos, el hongo que adquirió en el pie derecho, no cede.

Arroz, habichuela, harina de trigo, azúcar, bacalao, arenque, sal,  maíz y otros productos que las amas de casa pagan al detalle, son mostrados en sacos abiertos a todo lo largo de los pasillos, sin ningún tipo de protección.  La gente que pasa por los almacenes le pone las manos a los alimentos presentados en sacos y que se consumen sin lavar, como es el caso de la avena entera, la cual se detalla por libra.

Similar trato reciben los embutidos, colgados en el mostrador de los almacenes y saboreados por las moscas.

 Mientras que en el pasillo de las carnes, que debería ser el más limpio, amas de casa como María López entran por necesidad, ya que el hedor es tan frecuente como la falta de energía eléctrica y el lodo que oculta el piso.

A eso de las 10:00 de la mañana, vendedores de productos que desechan los camiones se apropian de los pasillos de la nave y en pleno suelo hacen pilas de tomate y berenjena.

VENDEN APRETUJADOS

El Mercado Nuevo, construido para unos 800 vendedores, concentra hoy más de 3,000.

Los comerciantes, hacinados en áreas que apenas cabe una silla, culpan a las autoridades municipales del deterioro, ya que los síndicos incumplen las promesas de campaña, de cada cuatro años.

Vendedores como el distribuidor de huevos Gregorio Alba afirma  que las administraciones perredeístas vendieron los baños de la plaza, los que ahora operan como establecimientos comerciales, al igual que las aceras de la avenida de Los Mártires y el parqueo.

 El único sanitario lo opera un particular que cobra RD$5 para permitir su uso.

 Inmigrantes haitianos, en su mayoría, venden verduras, ropa y calzados usados en el área de estacionamiento, donde hay que pagar RD$10 y RD$20 al momento de dejar un vehículo aparcado.

 El ayuntamiento no ha construido el estacionamiento, aunque recibió RD$900 para la obra, más un aporte de las asociaciones de comerciantes. Alba indicó que ningún síndico ha hecho nada por el Mercado Nuevo y que Roberto Salcedo no ha realizado la rehabilitación que ofreció, pese a que incrementó la vigilancia y el personal de aseo en los últimos meses.

Alba considera que el mercado tiene áreas que son un desorden y que la parte de atrás de las casillas, la utilizan como sanitario. “El síndico se ha vuelto promesa. En este Mercado no me como yo nada”, dijo, pero otros aprecian los alimentos de las fondas que están dentro del edificio.

Por falta de vigilancia, específicamente en horas de la noche, malhechores penetran al establecimiento por los orificios de las ventanas dañadas para sustraer mercancías.

El peligro que asecha a vendedores y clientes representa el mayor problema de esta plaza, ubicada en un punto que muchos califican de “infierno y zona de nadie”, por la violencia y la inseguridad que imperan en los sectores colindantes: Capotillo, La Zurza y Villas Agrícolas, donde delincuentes se persiguen armados por las calles, en hora del día y la noche.

La principal dificultad la ocasionan los bandoleros que asaltan a los clientes del mercado y el peligro de los aguerridos comerciantes que se disputan a los compradores, razones por las que se pelean con arma blanca en plenas labores, al punto de que se persiguen con cuchillos para agredirse. Los policías asignados son pocos vistos y de acuerdo a vendedores, muchos piden dinero.

La inexistencia de la administración se aprecia con tan solo darle un vistazo a la arruinada plaza. El cabildo designó un nuevo administrador en días pasados, debido a que el anterior renunció disgustado por no tener recursos para trabajar.

Consumidores de drogas y jóvenes que huelen cemento, algunos enajenados, amedrentan a los clientes del Mercado Nuevo, estructura que hace mucho perdió la imagen y la garantía que necesita para seguir abierto.

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