Se deterioran nexos entre China y Japón

Se deterioran nexos entre China y Japón

PEKIN (AFP).- China consideró el lunes que la actual crisis con Japón es la más grave en más de 30 años de relaciones diplomáticas bilaterales, pero el gobierno japonés se niega a cambiar de política a causa de las manifestaciones anti-niponas.

«Hay graves divergencias entre China y Japón en estos momentos. Es el periodo más difícil desde el restablecimiento de relaciones diplomáticas en 1972», declaró el viceministro de Relaciones Exteriores chino, Wu Dawei.

«El motivo es que el gobierno japonés no trata correctamente la histórica cuestión de la invasión de China», agregó.

El canciller japonés, Nobutaka Machimura, realizó domingo y lunes una visita a Pekín a pesar de las multitudinarias manifestaciones antijaponesas del fin de semana durante las que los consulados nipones de Shanghai (este) y Shenyang (noreste) recibieron una lluvia de piedras, de naranjas y de bombas de pintura.

Las protestas comenzaron después de que Japón reeditara un manual de historia –utilizado por menos del 0,1% de los alumnos- que según los manifestantes minimiza las atrocidades cometidas durante el imperialismo nipón.

El viaje de Machimura fue insuficiente para resolver la crisis. Tokio exigió al gobierno chino que se disculpe por los daños infligidos pero éste se negó rotundamente.

No obstante, el primer ministro japonés Junichiro Koizumi dio la sensación de querer mitigar las tensiones al declararse dispuesto a mantener el encuentro el viernes con el presidente chino Hu Jintao al margen de una cumbre Africa-Asia en Yakarta.

«No veo motivos para cambiar nuestra política con respecto a China. Las relaciones económicas son tan buenas que el volumen de negocio ya supera el existente entre Estados Unidos y Japón», declaró por su parte el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores japonés, Hatsuhisa Takashima.

Según datos japoneses, que incluyen a Hong Kong, el comercio sino-nipón ascendió en 2004 a 214.000 millones de dólares.

«Creemos que esta relación económica se puede ampliar y reforzar si la situación general sigue siendo buena», añadió.

Takashima achacó la responsabilidad del deterioro de las relaciones a los manifestantes que atacaron los consulados japoneses.

Por de pronto, el gobierno chino no ha desautorizado a los manifestantes que exigen un cambio de actitud de Japón con relación a su pasado y se oponen a la reivindicación de Tokio de ser miembro permanente del Consejo de seguridad de la ONU.

También se hicieron eco de otras exigencias de Pekín, como una soberanía china de las islas Diaoyu (Senkaku en japonés), cuyas aguas son ricas en gas y quizás en petróleo.

A esta retahíla de desavenencias hay que añadir otro tema de discordia: China considera una injerencia en sus asuntos internos la declaración conjunta estadounidense-japonesa de finales de febrero que establece como «objetivo estratégico común» el mantenimiento de la seguridad en el estrecho de Taiwán.

En una conferencia de prensa, el portavoz japonés aseguró que la política de su país con respecto a Taiwán «no ha cambiado».

De todas maneras Pekín intenta controlar la ola antijaponesa censurando la información en los principales medios de comunicación, lo que limita el alcance de la crisis.

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