Una mezcla de insecticidas y otras sustancias fue utilizada por los presos de la cárcel de Higüey para provocar el incendio que ya ha dejado un saldo de 134 víctimas, de acuerdo a las informaciones oficiales. Sin embargo, algunos reos que sobrevivieron a la tragedia responsabilizaron a un teniente, no identificado, de lanzarles bombas lacrimógenas dentro de la celda.
«El teniente abrió la puerta y luego la cerró y fue a buscar bombas» (lacrimógenas), dijo Francisco Alberto Guzmán Sosa, uno de los sobrevivientes, desde el otro pabellón de la cárcel.
El enfrentamiento que arrojó el saldo fatal de víctimas se inició cuando dos grupos se disputaban el control de un pabellón conocido como «Vietnam». Según se informó, de la trifulca se señalan a José Manuel Hernández Mota y a otros dos reos conocidos como Buche y Coloso, quienes supuestamente se enfrentaron a balazos y machetazos. Ninguno de los que iniciaron el motín resultó lesionado.
Algunos de los testigos del hecho aseguraron que el referido teniente sacó a los protagonistas de la trifulca de la celda y dejó los demás reos dentro.
Mientras, el jefe de la Policía Nacional, Manuel de Jesús Pérez Sánchez informó que todo el personal de custodia del centro está bajo arresto, para ser investigado, incluido el jefe de la cárcel, Andrés Genaro.
De su lado, el procurador general de la República, Francisco Domínguez Brito, declaró que
«el caso nos obliga a abrir una investigación pues es obvio que fallaron los controles y en ese caso habrá las debidas sanciones».
Los 133 cadáveres de los reos fueron trasladados hasta el hospital Nuestra Señora de la Altagracia, donde los cuerpos yacen en el suelo de varias carpas envueltos en bolsas plásticas blancas y negras.
Miles de personas de La Romana, El Seibo y San Pedro de Macorís acudieron a la cárcel y al hospital para investigar sobre el destino de sus familiares. La Procuraduría instaló una carpa frente al hospital para ofrecer orientación y asistencia psicológica a los familiares de los reclusos.