Se están sincerando los precios

Se están sincerando los precios

JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ ROJAS
Ha sido sintomático que después de pasadas las elecciones congresuales y municipales, los precios de muchos artículos empiecen a subir como la espuma que se forma al calentarse la leche. Estas alzas se han venido complementando con el incremento de los odiosos apagones, que después de un tiempo de bonanza y tranquilidad, se han agudizado en la época en donde de verdad aprieta el calor.

El sector más perjudicado ha sido el de la construcción, el cual se encontraba en auge después de haber decaído en los últimos meses del gobierno anterior. Las varillas de construcción han duplicado su precio y se le atribuye a que la China Continental está haciendo uso intensivo de los metales ferrosos en su crecimiento desmesurado de los últimos años. El cemento, que se mantuvo mucho tiempo entre ochenta y ochenta y cinco pesos la funda de 42 kilos, súbitamente y sin motivo aparente, se disparó a ciento cincuenta pesos. Por supuesto, estas alzas conllevan la subida del precio de los bloques de cemento, así como de la arena, grava y gravilla, estos últimos materiales por el alza del combustible (diesel).

Los supermercados no se han quedado atrás. En las góndolas se observan los precios viejos y notamos cómo la leche, frutas y hasta los vegetales han sufrido un fuerte incremento en el precio al consumidor, ya que a los cosecheros, las grandes empresas distribuidoras no le han aumentando el valor de los productos adquiridos en finca.

Cuando se inició el gobierno del presidente Fernández, el secretario Técnico de la Presidencia, ingeniero Temístocles Montás, deliberadamente anunció que el Presupuesto y Ley de Gastos Públicos se había elaborado con una prima del dólar basada en 37 x 1.

No obstante, en los últimos tiempos la divisa norteamericana se ha mantenido estable, por lo que es de esperar que en los próximos días se produzcan alzas en el cambio, para situarla alrededor de la prima que vaticinó el ingeniero Montás. Si a esto unimos que los precios del barril del petróleo se han mantenido en derredor de los setenta dólares, lo que ha provocado alza en los precios del pasaje, tanto urbano como interurbano. Estos son malos presagios para un pueblo que sólo ha sabido aguantar alzas, ya que desgraciadamente vivimos en un país que desafía las leyes de gravedad. Aquí nada de lo que sube, baja.

Se afirma, que también el Fondo Monetario está presionando al Gobierno para que incremente la tarifa de electricidad.

 Al parecer, a este maléfico Fondo no le han informado que en nuestro país se cobran los apagones y hasta los “prendiones”. Que cuando la luz vuelve, el voltaje se dispara y son muchos los electrodomésticos que se malogran, sin que se pueda reclamar, ya que el oligopolio de electricidad amenaza con desconectar al usuario del sistema.

Los combustibles son otra espada de Damocles para un pueblo indefenso que ni siquiera sus representantes en el Congreso toman medidas a su favor. Pero la culpa la tienen los electores que no castigan negándole su voto a aquellos que luego que ganan la curul, simplemente se olvidan de los que los llevaron al poder.

No quisiéramos convertirnos en pájaros de mal agüero, pero como van pintando las cosas, las casualidades se van convirtiendo en realidades y los consumidores y los usuarios no se organizan para enfrentar a sus verdugos. Así las cosas, la delincuencia seguirá en aumento ante la desesperación de muchos padres de familia que lo que ganan no les da para el sustento de los suyos. Desesperados, ante la devaluación de su salario, no les queda otra alternativa antes que perecer, que dedicarse a la sustracción de bienes públicos (tapas de filtrantes, verjas de hierro, cables del tendido eléctrico y hasta el de los teléfonos), o en última instancia, atracar y secuestrar.

Mientras en nuestro país no se acabe ese afán de lucro desmedido y se equiparen los salarios con los precios, tanto de la vivienda como de la comida, viviremos en una eterna zozobra y con tanta indisciplina; la gobernabilidad estaría en peligro. Por eso, es hora de que después de pasadas estas traumáticas elecciones de medio tiempo, el Gobierno se aboque a corregir las distorsiones, dentro de las cuales está sincerar los precios, para tranquilidad de todos los ciudadanos que amamos nuestro país.

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