¿Se frenará el colapso de Haití?

¿Se frenará el colapso de Haití?

Mañana viernes visitará Haití una importante comisión presidida por el delegado especial de las Naciones Unidas para coordinar la ayuda del rescate de Haití, Bill Clinton, y por el presidente del BID, para sembrar una esperanza en el panorama sombrío que atravesaba el país vecino, ahogado en su pobreza secular.

Haití, desde sus transformaciones políticas y malos gobiernos e intervención norteamericana para supuestamente apoyar a Arístides, ha vivido en los pasados 20 años en una tragedia de la burla, de la indiferencia, de la hipocresía y de falsas promesas de los amigos de esa Nación. Ahora parece que se rectificará y la ayuda masiva fluirá, sin los inconvenientes burocráticos y políticos que impedían la formalización de tantas promesas para reconstruir el empobrecido país occidental de la isla.

El encuentro, a iniciarse mañana en Puerto Príncipe, comprende a una amplia delegación de empresarios y políticos empeñados en hacerle  ver al pueblo haitiano que ¡al fin! se van a cristalizar tantas promesas que nunca cuajaron, dejándole la carga a los dominicanos, que han aceptado y manejado una buena parte de ese pueblo, admitiéndolos en miles puestos de trabajo en la construcción, agricultura, turismo, etcétera y hasta ayudarlos a ser mendigos en las calles capitaleñas y de Santiago, con el uso masivo de niños.

Sin dudas que la presencia de Bill Clinton, como rector de esos esfuerzos de las Naciones Unidas, constituye un sólido aval de que las carteras de los llamados países amigos de Haití se abrirán generosamente para darle un nuevo sentido de esperanzas a la población de esa empobrecida nación, que desde hace años depende de sus ciudadanos trabajando en el lado oriental de la isla.

Ese encuentro cuenta con la presencia de empresarios dominicanos, algunos de los cuales ya invierten en empresas de zona franca o son contratistas de las obras viales que financia el BID para crear el sistema de carreteras, podría representar un cambio de dirección en el futuro de las relaciones de los dos países de la isla.

Existía una gran preocupación para el futuro de las relaciones isleñas, apuntando hacia una confrontación inevitable. La inevitable e imparable migración haitiana ilegal es aceptada y permitida por los dominicanos por ser una fuente inagotable barata de trabajo. Existen desde ya las bases de una preocupante quinta columna de seres humanos, que nada tienen que perder, pero han logrado su supervivencia y harían uso de su identidad nacional en un momento dado en el futuro, como ha ocurrido en otras partes del planeta en casos similares.

Con este encuentro de tantos empresarios y personalidades, bajo la dirección de Bill Clinton, el BID y  René Preval, se abre un campo de positivas posibilidades para que muchas naciones emprendan el camino de ver a Haití como un país lleno de oportunidades.

Parece que hay seriedad internacional para rescatar a la empobrecida población haitiana. Así se reduciría la tendencia actual de ser suplidores de mano de obra no calificada para los dominicanos. Podrían desistir parcialmente de embarcarse continuamente hacia las costas de la Florida, de donde son devueltos por las autoridades  norteamericanas, repeliendo esa presencia por sus orígenes y condiciones étnicas y de pobreza.

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