¡Se fue Mubarak!

¡Se fue Mubarak!

Los egipcios residentes en Egipto y en muchas otras partes del mundo celebraron ayer la renuncia de Hosni Mubarak, el presidente que llevaba más de 30 años en el poder.

 EL CAIRO. AP. En medio del estruendo de fuegos artificiales en el corazón de El Cairo, una multitud jubilosa mezcló exclamaciones de alegría con lágrimas de alivio cuando las manifestaciones prodemocráticas lograron la caída del presidente Hosni Mubarak.

   El mandatario, que hasta el final pareció incapaz de comprender la magnitud del rencor popular por sus tres décadas de gobierno autoritario, finalmente renunció el viernes y cedió el poder a los militares.

   «El pueblo derribó el régimen», entonaba la muchedumbre de cientos de miles de personas congregadas en la plaza central Tahrir y frente al palacio presidencial.

   Las multitudes en El Cairo, Alejandría y otras ciudades rompieron a gritar, vivar y cantar mientras ondeaban banderas nacionales en un despliegue de entusiasmo. Danzaron, se abrazaron y levantaron las manos al cielo para orar después que el vicepresidente Omar Suleiman anunció la salida de Mubarak por la televisión nacional justo antes del anochecer. Algunos se postraron para besar el suelo mientras otros entonaban rítmicamente «­Adiós! ­Adiós!»     «Finalmente estamos libres», afirmó Safwan Abou Stat, un manifestante de 60 años. «Desde ahora, todos los que vayan a gobernar sabrán lo grande que es este pueblo».

   Miles de personas de los suburbios capitalinos convergieron en la plaza Tahrir, o Liberación, para sumarse a la celebración por el triunfo del movimiento de protesta que comenzó con un núcleo reducido de activistas seculares y liberales en internet y se catapultó como el mayor levantamiento popular en el mundo árabe.     Las protestas ya han repercutido en el Oriente Medio, donde varios de los gobernantes autocráticos de la región se apresuraron a aplicar reformas democráticas para evitar sus propios movimientos de protesta. La lección fue clara: si ocurrió en apenas tres semanas en Egipto, donde el poder de Mubarak parecía inconmovible, puede ocurrir en cualquier otro país.    Hasta sus últimas horas Mubarak intentó aferrarse al poder, cediendo algunas de sus prerrogativas a Suleiman y conservando su título.     Pero una explosión de protestas el viernes en rechazo de esa medida pareció forzar a los militares a desplazarlo completamente. Cientos de miles de personas marcharon durante el día en ciudades de todo el país ante la inacción de los soldados, y rodearon los palacios presidenciales en El Cairo y Alejandría y el edificio de la televisión estatal.

Un paso hacia la  democracia     

    PARÍS. AFP. La caída del presidente Mubarak fue saludada por los principales líderes mundiales y festejada en las calles de países árabes.   El presidente estadounidense, Barack Obama, afirmó que «el pueblo habló y Egipto ya no será más el mismo» y urgió al ejército egipcio a garantizar la transición hacia una «genuina democracia».   Israel no hizo en principio ningún comentario formal. «Esperemos que en Egipto y en los países vecinos la transición hacia la democracia se realice sin sobresaltos» en Egipto y otros países árabes, dijo  un dirigente israelí que no pidió ser identificado.  «La voz del pueblo egipcio se escuchó», sentenció por su lado el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en referencia a los 18 días de rebelión popular que derribaron a Mubarak, en el poder desde hacía 30 años.   La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, afirmó que el cambio de régimen en el país norafricano abre la vía a «reformas más rápidas y profundas».   En Alemania, la jefa del gobierno, Angela Markel, se congratuló por el «histórico cambio» e instó al futuro gobierno egipcio a respetar «la seguridad de Israel».

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