Se humilde; suelta tus creencias limitantes

Se humilde; suelta tus creencias limitantes

“Y Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno…”
Génesis 1:31.

La causa de todo sufrimiento es el ego. Él nos hace creer que somos alguien independiente (separado) de la fuente, que somos lo que tenemos, lo que hacemos y lo que creemos de nosotros mismos. Todo lo que le sucedehoy a una persona, es el resultado directo de los pensamientos que tuvo en el pasado.

Los pensamientos tienen su propio soporte: nuestro sistema de creencias. Las creencias son convicciones que determinan y dan forma a nuestra manera de pensar, determinando las ideas que tenemos sobre el mundo, el futuro y nosotros mismos, condicionando nuestra actitud y los procesos de toma de decisiones, que luego se traducen en acciones.

El escritor Paulo Coelho dice: “Nunca desistas de un sueño. Sólo trata de ver las señales que te lleven a él”. Si nuestras pensamientos nutren, fortalecen y vitalizan nuestros sueños son llamadas creencias potenciadoras. En cambio, cuando nos desnutren, debilitan y desvían de nuestros logros son llamados creencias limitantes.

Las creencias limitantes son percepciones de la realidad que nos impide crecer, desarrollarnos como personas y alcanzar con gozo el propósito para el que hemos sido creados. Cualquier cosa que nos esté generando malestar es una creencia limitante.

Para tener éxito, es necesario soltar y sanar viejas creencias que nos mantienen atrapados. Superar sentimientos de duda y de no ser merecedores es fundamental para lograr lo que deseamos.

Las creencias limitantes son ideas, opiniones o pensamientos de naturaleza negativa que validamos al asignarle un valor, generalmente de modo inconsciente. Aunque el contenido de la creencia limitante no es cierto, el inconsciente no discrimina y lo asume como una verdad. Muchos de estos pensamientos se instalan en nuestra mente en los primeros años de vida, cuando somos fácilmente programables.

El contenido de nuestra mente es ajeno. A medida que vamos creciendo, vamos tomando las ideas, pensamientos y creencias de las personas que consideramos significativas, o que tuvieron poder en nosotros. Cinco siglos antes de Cristo, Buda dijo: “Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos”.

Lo que pensamos se expande y retorna a nosotros en forma de experiencias con la que construimos nuestra realidad. La ley de la atracción es una poderosa ley de la naturaleza. Es tan imparcial e impersonal como la ley de la gravedad, y actúa igual aunque ignoremos su existencia. Esta ley está en continuo funcionamiento.

El filósofo griego Epicteto afirmaba: “No nos afecta lo que nos sucede sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede”.Nuestras creencias proceden del entorno en el que hemos vivido.Suelen llegar durante el proceso de socialización por vía de alguna experiencia, opinión o modelo.La manera en que hablamos muestra las creencias que nos sostienen.

Si cambiamos nuestras creencias, nuestra realidad cambia.Cada vez que nos proponemos algo -o tenemos un importante desafío de crecimiento-, tan importante como tener un plan de acción, es observar nuestras creencias limitantes y soltarlas.

Las creencias tienen su origen en los diversos aprendizajes que hemos experimentado a lo largo de nuestras vidas. En los tiempos actuales, vivimos cambios y aceleraciones que afectan nuestros aprendizajes, por lo que una creencia que en situaciones pasadas actuó como potenciadora hoy día puede haberse transformado en una creencia limitante.

El líder indio Mohandas KaramchandGandhi recomienda: Mantén tus pensamientos positivos, porque tus pensamientos se convertirán en tus palabras. Mantén tus palabras positivas, porque tus palabras se convertirán en tus acciones. Mantén tus acciones positivas, porque tus acciones se convertirán en tus hábitos. Mantén tus hábitos positivos, porque tus hábitos se convertirán en tus valores. Mantén tus valores positivos, porque tus valores se convertirán en tu destino.

El escritor suizo Henry F. Amieldijo: “La verdadera humildad consiste en estar satisfecho”. La palabra satisfecho viene del latín satisfactus, formada por el prefijo satis (suficiente) y del verbo facere (hacer). Significa que algo está “suficientemente bien hecho”. Al mirar la realidad espiritual, nos damos cuenta que TODO es una obra bien hecha.

¿Estás feliz y agradecido por lo que vives? Si tienes descontento con alguna relación, si quieres que termine una situación, o estás pidiendo que pase pronto una experiencia, estás bajo el dominio del ego. ¿Cuáles son las creencias o ideas que te limitan a conseguir mejores resultados? ¿Tienes la humildad para reconocer que no son tuyas y soltarlas?

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