Por: Lic. Luis Columna Solano/Politólogo
La lamentable situación energética que viven actualmente los países miembros de la Unión Europea, es la consecuencia directa de los efectos de la guerra báltica entre Rusia y Ucrania y vinculación indirecta en el conflicto, mediante su apoyo a Kiev.
Para una mayor compresión del análisis, bueno destacar que cuando hablamos de la Unión Europea, no nos referimos a la Europa continental, dado que muchos países están en Europa y no pertenecen a la Unión, que es más bien, un bloque comercial y político de países con su propia agenda nacional como la política exterior, aunque cuenten con la figura de un alto representante en política exterior y seguridad, cargo que actualmente desempeña el español Josep Borrell.
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Visto desde un punto racional y crítico, los líderes del club comunitario, a pesar de aparentar ante el mundo que están unidos y fuertes, en realidad ocultan sus divergencias en la efectividad del pliego de sanciones aprobadas por ellos contra Rusia y que la UE se empobrece y por vía de consecuencia, pierde peso político, económico e influencia estratégica como tercer bloque mundial por detrás de Estados Unidos y China.
La evidencia más clara es el desplome del Euro frente al Dólar, algo incomprensible tratándose de que Estados Unidos, es su principal aliado comercial y político, al tiempo de ser el líder de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, (OTAN), organización militar que le sirve de paragua de seguridad, a falta de una política propia. Es decir, Estados Unidos paga la seguridad de sus socios europeos.
Tan solo diez meses atrás, el euro se cotizaba 10 décimos por encima del dólar americano, al día de hoy, está 02 puntos por debajo, lo que significa que ha perdido 12% de su valor. Lo peor de todo, es qué en la entrada de lo que se supone será un duro invierno por las señales del actual otoño, los principales países como Francia y Alemania, se encuentran en déficit energético a falta del gas, petróleo y carbón ruso de bajo precio por las sanciones al gigante euroasiático, sino también, por los atentados sin autoría de los gasoductos submarinos Nord Stream 1 y 2 que trasladan gas ruso a la Unión Europea a través del mar báltico y el territorio ucraniano.
Este desastre ha dejado a Europa en dependencia directa de Estados Unidos en materia energética, pues los daños a los referidos gasoductos son irreparables entre la entrada del invierno. En nuestra opinión, estamos en medio del renacimiento del imperialismo norteamericano, durante los gobiernos de los ex presidentes Barack Obama y Donald Trump.
La explicación a este movimiento, radica en qué la supremacía mundial comercial, política y militar de los Estados Unidos, unifica y constituye una política de estado. Así mismo, era evidente los desafíos de China en materia comercial y su expansión por Latinoamérica y de Rusia en lo militar con su protagónico desempeño en Siria y países africanos.
En el actual contexto, Estados Unidos es ahora en sustitución de Rusia, el mayor exportador o proveedor energético de la Unión Europea y el precio de la energía para los gobiernos europeos se ha triplicado según declaraciones del presidente francés Emmanuel Macrón quien lo considera injusto.
La cuestión ahora es la siguiente: Si los líderes de Alemania, Francia e Italia, los tres países fuertes de la economía de la Unión Europa decidiesen por exigencia de sus ciudadanos, recular y dar marcha atrás contra las sanciones rusas y decidieran recomponer sus relaciones diplomáticas con la Federación Rusa, ya sería tarde en términos de infraestructuras energéticas, pues el concepto OTAN los tiene comprometidos hasta el final con un conflicto que no era suyo, sino de Estados Unidos y Rusia como bloques en guerra fría permanente.