GLENEAGLES, GB (AFP).- Los jefes de Estado y de Gobierno de los ocho países más industrializados del planeta reunidos en el G8 iniciaron este miércoles por la noche su cumbre anual en la localidad escocesa de Gleneagles con una cena ofrecida por la reina Isabel II.

A esta cita que ha generado inmensas expectativas en todo el mundo, ya que podría abrir una nueva fase en la actitud de los países ricos con las paupérrimas economías de Africa y la posibilidad de alcanzar un acuerdo sobre medio ambiente que podría rubricar también Estados Unidos, han acudido los mandatarios de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Gran Bretaña, Japón y Rusia, así como el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso.

La reina saludó a cada uno de los invitados llegados a este lujoso hotel y paraíso de los golfistas situado en medio de la plácida y verde campiña escocesa, ataviada para la ocasión con un vestido largo amarillo pálido con grandes motivos frutales.

Isabel II tenía la intención de servir a sus invitados productos escoceses, salmón y cordero, dos de las especialidades locales, regados con un vino blanco francés, Château Climens 1990, afrutado. La cosecha de 1990 es considerada como un vino sabroso «con un acabado poderoso», según el enólogo estadounidense Robert Parker.

Esta cena ha creado mayor expectación tras unas recientes críticas del mandatario francés, Jacques Chirac, a la cocina de la isla, a la que calificó de la peor del continente tras la finlandesa.

Chirac fue precisamente el último en llegar a Gleneagles en la tarde del miércoles procedente de Singapur, donde defendió sin éxito la candidatura de París para organizar los Juegos Olímpicos del 2012 y que finalmente se llevó Londres, en lo que constituyó un intenso pulso entre las dos ciudades, tras quedar por el camino Madrid, Moscú y Nueva York.

También participó en el ágape el presidente estadounidense, George W. Bush, a pesar de haber sufrido un pequeño accidente poco antes cuando montaba en bicicleta por las inmediaciones del hotel Gleneagles al chocar contra un policía que aseguraba la seguridad de los mandatarios.

Bush fue atendido de los arañazos sufridos en las manos y en el brazo por su médico personal, mientras el policía fue trasladado al hospital, herido al parecer, en un tobillo.

La inauguración del encuentro, que concluirá el viernes, estuvo precedida por una manifestación en las cercanías de la sede a lo largo de la jornada que concluyó con enfrentamientos de grupos aislados con la policía que dejaron 29 heridos leves y la detención de un centenar de personas en la región de Gleneagles.

Entre 5.000 y 6.000 participaron en la manifestación autorizada, según la policía, que llegó a suspenderla en la mañana a raíz de los disturbios ocurridos a primeras horas del día en la región de Stirling, a una hora de ruta de Gleneagles, que da nombre al lujoso hotel donde están acantonados los hombres más poderosos del planeta.

Los dirigentes de este selecto club tienen una intensa agenda y arduas negociaciones por delante para hacer que este encuentro pase a la historia por sus decisiones para erradicar la pobreza y frenar el calentamiento del planeta.

En la agenda del jueves destaca un encuentro del G8 con los mandatarios de los cinco países emergentes: Brasil, China, India, México y Sudáfrica, y los responsables de instituciones internacionales como Naciones Unidas, el Fondo Económico Mundial, el Banco Mundial o la Organización Mundial de Comercio.

El viernes, los mandatarios del G8 se reunirán con los líderes de un grupo de países africanos -Argelia, Etiopía, Ghana, Nigeria, Senegal, Suráfrica y Tanzania- y los responsables de las instituciones internacionales.

La declaración y el plan de acción de este cónclave anual también debería hacer mención a la crisis de Oriente Medio, entre otros asuntos.