“Se jodió Trujillo”

“Se jodió Trujillo”

Altagracia Paulino

Cuando el entonces juez de instrucción Ambiorix Díaz Estrella le contó a su padre Luciano Díaz, que habían matado a las Hermanas Mirabal, el progenitor, que era compadre y amigo de Trujillo, soltó el café que tenía en sus manos y solo atinó a decir la frase lapidaria: “se jodió Trujillo”. Así lo contó el histórico abogado de Santiago, quien participó en la recuperación de los cadáveres del horroroso crimen, el 25 se noviembre del año 1960; justo antes de que pasara un año, en mayo de 1961, Trujillo pasó a ser el chivo que mataron en la carretera.

Fue el crimen político más abominable de los tantos que cometió el sátrapa, que se creía el dueño de todo, incluyendo a las mujeres bonitas e inteligentes, las cuales debían ser suyas por las buenas o por las malas. Con Minerva no pudo. Ella se vistió de la dignidad de una patria adolorida, con una población alienada hasta que el espíritu vibrante de ellas y sus compañeras trazaron la pauta del camino a seguir por la vida del decoro que todas las mujeres dominicanas debíamos conocer.

Han pasado 62 años de aquella terrible noche en la Cumbre de Puerto Plata, donde trataron de enterrar un legado. Ha ocurrido todo lo contrario, ellas nacen cada día en cada rincón de la patria, porque luchan desde donde quiera que estén sus espíritus, reivindicando los valores por lo que llegaron a ofrendar sus vidas.

En el tiempo transcurrido han pasado muchas cosas en esta patria de Duarte, de Bosch, de Manolo, de Minerva y Caamaño. Pasamos de una sociedad rural, llena de pobreza, donde los niños iban a la escuela descalzos; donde se pasaba mucha hambre, cosa que odiaba Minerva, a una sociedad mayormente urbana, con un crecimiento demográfico y un desarrollo económico que no alcanza para romper la desigualdad.

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De igual manera, la herencia del machismo, sembrada por el dictador, sigue martillando en el alma de muchos varones dominicanos, que se consideran dueños y señores de las mujeres con las que se han unido y la violencia contra la mujer se cobra la vida de muchas que son victimas de esa herencia que al parecer está en el ADN.

Desde 1999, el 25 de noviembre de cada año se celebra a nivel mundial el Dia Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, proclamado por la Asamblea General de la ONU, que tuvo como referente a las mártires dominicanas. Este día sirve para la reflexión en el mundo occidental, sobre el valor fundamental de la vida, vinculada con la mujer, esa que además tiene el don de dar vida, y de prolongar la especie humana.

Para la mujer y la familia dominicana, para los hacedores de políticas públicas, se impone no una reflexión, sino un sistema de educación donde el derecho a la vida sea el centro del accionar; para que desde los hogares se enseñe desde muy pequeños a los niños a valorar la vida como el don sagrado y derecho natural que debe respetarse y preservar.

Que se fusione a la evocación de Minerva, el valor de la familia, de la vida, de libertad y la dignidad como tesoros a resguardar, es la mejor forma de contribuir con la sociedad que soñaron las muchachas de Salcedo, inspiradas en el ideario de los padres fundadores de la Republica Dominicana.

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