El misterio de por qué se relaciona un postre con la parte íntima de las monjas sigue sin revelar. Lo que sí sabemos es que, aunque la mayoría lo desconozca,  estos dulces tienen otra forma menos dominicana de pronunciar: se llaman alfajores. Aunque la verdad es que el dominicano está tan acostumbrado a su otro nombre, que no le da ningún pudor en llamarlos así.

Los alfajores son de origen árabe y llegaron a nuestro continente de mano de los españoles, destacándose principalmente en países de Sudamérica (Perú, Uruguay y Argentina). Según Jorge Santiago Martínez,  chef peruano residente en el país, tanto en Uruguay como Argentina llevan una tradición de más de 130 años.

“En Perú, el alfajor llegó desde principios de la presencia hispánica con toda su influencia Al-Ándalus y desde entonces formó parte de la gastronomía en la época del Virreinato. En Perú  hay muchas personas que se dedican a hacerlo como postre casero. Yo lo aprendí de mi madre”, dijo Martínez.

El alfajor es una especie de sándwich de galletas y de un relleno que puede variar. Entre sus ingredientes está la almendra, harina, leche y, según el tipo, puede llevar coco, chocolate o dulce de leche. A veces se recubre con una capa de chocolate.

Pero la receta original era un tanto distinta. Martínez explica que tenían “un sabor característico que le imprimían las especias, eran de color oscuro, y gran tamaño, lo que hacía del alfajor un dulce poco atractivo a primera vista. Estaba relleno de almendras, avellanas, miel, canela y otros componentes típicos de los dulces andaluces, lleva una serie de especias como el cilantro y el clavo”.

Rellenos y formas

El alfajor más popular en nuestro país es el relleno de dulce de leche. Sin embargo, Martínez explica que también pueden rellenarse con nueces, miel, dulces de frutas o cualquier otro relleno. En La Casita del Alfajor, el chef prepara diferentes formas de alfajores alusivos a festividades, como el corazón para San Valentín, bodas o el Día de las Madres.