A cuatro años de la inauguración del proyecto La Nueva Barquita, en Santo Domingo Norte, donde habitan más de nueve mil personas, se mantiene la limpieza, funcionan los centros educativos, de salud, deportivos, agua potable y tratamiento de las aguas fluviales y residuales.

Sin embargo, la regla se rompió con el bullicio de algunos con música a altos niveles de decibeles en horas de la noche, a pesar del toque de queda dispuesto por las autoridades con medidas de prevención a la pandemia del covid-19.

Además, algunos propietarios han vendido sus apartamentos y hace una semana un grupo de personas, tras el cambio de gestión de gobierno, intentó ocupar apartamentos en el proyecto, por lo que al menos 13 permanecían detenidos ayer.

La falta de fuentes de ingresos es un gran dolor de cabeza para sus moradores, que en su mayoría vivían del chiripeo, en la vieja Barquita de Los Mina, en Santo Domingo Este.

Josefina Madé, enlace entre la comunidad y el Patronato que dirige La Nueva Barquita, destaca la limpieza que se mantiene en el proyecto, así como los servicios básicos citados, aunque por la pandemia del coronavirus, el politécnico no está funcionando.

El anfiteatro, con vista hacia el río Ozama, se ha convertido en el lugar donde se exponen los valores culturales, se presentan grupos musicales y asambleas comunitarias.
El hospital para tratar a personas con dificultades mentales funciona a la perfección, lo mismo que el Centro Progresando con Solidaridad, de igual modo las cuatro canchas deportivas donde los adolescentes y jóvenes comparten con los sectores vecinos mediante intercambios deportivos.

La planta de tratamiento diseñada para este proyecto en base a lagunas naturales con plantas macrofitas, funciona a la perfección, sin hedor y depura actualmente más 730 mil galones por día.
Violan normas. Madé, también presidenta de la Fundación que lleva su nombre, llama la atención por la violación de las normas establecidas, como la de no colocar música a alto volumen, menos en horas de la noche.

Lamenta que no funcione una fiscalía barrial en el lugar, a pesar de que el local está disponible desde que se inauguró el proyecto, quien daría luz verde a los agentes policiales y militares para actuar contra los violadores de las normas.

Advierte que muchos apartamentos han sido convertidos en discotecas en horas nocturnas, donde aparte de llevar bebidas alcohólicas, también se practican juegos de azar.
Revela que quien patrocina la bulla, los juegos y otras violaciones, es una personas que fue expulsada del lugar por no ajustarse al protocolo, de ahí la importancia de la fiscalía para que encabece las acciones policiales y militares en su contra.

Señala que como ese señor llega en su vehículo con bebidas y monta su música, ya algunos que residen en el proyecto hacen lo propio, por lo que urge tomar medidas para que la Nueva Barquita no sucumba.

De otros barrios. Llama la atención sobre decenas de familias que son trasladadas de diferentes barrios hacia La Nueva Barquita, sin los entrenamientos previos, lo que dificulta que se adapten a la nueva realidad.

Solamente de los barrios La Ciénaga y Los Guandules iniciaron el traslado de 220 familias para dar paso el proyecto Nuevo Domingo Savio, sin contar otras familias de Sabana Perdida.
Deplora que algunos propietarios opten por vender sus apartamentos, a pesar de que estos son intransferibles, por lo que alerta a los compradores que podrían perder el inmueble y el dinero.

Agradecimiento. Agradece al presidente Danilo Medina, por sacar a más de 1,200 familias de la vulnerabilidad en que vivían en la Barquita de Los Mina, ya que cada vez que se anunciaba la llegada de una tormenta o ciclón, tenían que salir huyendo porque el Ozama penetraba en sus hogares.

Ahora agradece al presidente Luis Abinader que confirmara al empresario José Miguel González Cuadra, como director ejecutivo de URBE lo que indica que continuará la política a favor de los más vulnerables de Santo Domingo.