Se marchó Alejandro

Se marchó Alejandro

Tuve la dicha de conocer a Alejandro González Pons desde los primeros momentos que llegué a la sede central de la UASD al final de los años setenta. También a Zulamita Puig, su inseparable compañera. Su hija Maité tendría unos 2 a 3 años. Desde el principio tuvimos una gran empatía y pronto salieron a relucir los vínculos de Alejandro con mi familia, pues su padre, don Raúl González, había sido gobernador provincial de Salcedo y durante ese tiempo se relacionó con mis hermanos y primos mayores.
Militamos en los Comités Revolucionarios Camilo Torres, en el Partido Socialista y en el Partido de la Liberación Dominicana. Fue un decidido y capaz dirigente político que combinó magistralmente el compromiso político partidario por la transformación del país con la enseñanza en las aulas de la UASD y del INTEC desde donde hizo una invaluable contribución para la formación de profesionales críticos y comprometidos.
Siempre dio un entusiasta apoyo a los jóvenes universitarios en sus afanes de transformación. Los que en 1978 fundamos la Juventud Socialista tuvimos un gran soporte intelectual en Alejandro y siempre nos acompañó en las charlas y debates que todos los jueves realizábamos para discutir los problemas de la formación universitaria y para debatir los más importantes problemas de la realidad nacional e internacional. En Alejandro siempre tuvimos un extraordinario polemista sobre las grandes corrientes del pensamiento revolucionario, de la realidad internacional y sobre los problemas y alternativas de la economía nacional.
Por el origen de su familia y sus estudios en España y Paris fue un hombre muy relacionado con diferentes círculos de la vida nacional y de los diferentes estratos sociales. Fue un apasionado defensor de los trabajadores fabriles, dedicando muchos esfuerzos a la promoción del trabajo sindical y la educación revolucionaria de los trabajadores, e igualmente se relacionó profundamente con el movimiento campesino. Tenía mucha sintonía con el liderazgo popular del país y con las bases trabajadoras en general debido a su sencillez y trato afable y su compromiso político en la defensa de sus intereses. Ese compromiso se puede evidenciar en sus artículos recogidos en el periódico El Socialista, en cuya preparación su esposa Zulamita Puig jugaba un rol esencial, junto a Sagrada Bujosa y Carmen Rita Morera.
Fue vicesecretario de la Secretaría de Asuntos Internacionales del PLD que a la sazón era dirigida por el insigne patriota y revolucionario Félix Servio Ducoudray. Sus aportes eran muy valiosos, dado su experiencia y formación como politólogo y experto en relaciones internacionales. En los últimos 20 años se desempeñó brillantemente como embajador de la República Dominicana en naciones tan importantes como Chile, España, México y Bélgica en tanto que representante del país en el Comité de embajadores del Grupo ACP y encargado de dar seguimiento a las relaciones con la Unión Europea.
Fue un hombre de grandes decisiones, amigo y compañero leal, claro y determinado en sus posiciones sobre la vida y la realidad política, solidario, sencillo, esposo y padre ejemplar. Puedo decir que desde su militancia, desde las aulas universitarias y desde la diplomacia Alejandro González Pons deja una trayectoria limpia y de vida honesta que lo hacen acreedor de ser considerado como un gran dominicano.

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