Se me antoja

Se me antoja

POR MARIVELL CONTRERAS
Y sonaron las 12 campanadas y nos trajo este otro año. Por fin el 2005. Quedaron atrás las indecisiones, las divisiones y los miedos. Quedan por delante muchas luchas que ganar y muchos replanteamientos que hacernos. Y es que no siempre que suena el cañonazo estamos listos para abandonar el año viejo. Nos reímos y nos abrazamos a los demás buscando consuelo para un llanto largamente incubado.

365 días pasados a los que de repente se nos hace difícil pasar balance mientras buscamos fuerzas para programar los 365 días que florecen ante nuestros ojos como lirios por colorear.

No se nos ocurrió escribir en una agenda las cosas que queríamos lograr y que solo vinieron fugazmente a nuestra memoria mientras escuchábamos o leíamos las predicciones de Walter Mercado.

Pero, no pudimos pensar en los doce deseos, de las doce uvas, de los 12 tragos de champagne mientras arrancamos las hojas del calendario, no felices por lo que alcanzamos sino porque haya pasado y porque hayamos sobrevivido a su embate.

Ya no nos queda tiempo para echarle la culpa a nadie por lo vivido o lo perdido. Somos nosotros los que tenemos que enfrentarnos a nosotros mismos. Debiendo resultar, para que sea justa la partida, un empate en el que ambos resultemos ganadores.

El que se fue y el que llegó. Perdonándonos los fallos del ayer y comprometidos con la necesaria enmienda de los errores y el avance de nuestra alma y nuestra vida material.

Si tuviéramos que designar este año con algún significado, cosa que no nos toca, pero que nos atrae, definitivamente escogeríamos libertad: 2005, el año de la libertad.

Podríamos empezar por pensar en que esta es posible desde el punto de vista global y empezaríamos por plantearnos si esta es real en la cotidianidad de nuestra vida personal.

Tenemos el control en la mano… ¿y vemos el programa que deseamos? ¿Esta ahí, en esa televisión local producida con la piel y el alma de nuestra gente, más que con las ideas y más que con los recursos?

Vamos manejando y mientras escuchamos la radio, ¿elegimos la música y las palabras que le hagan bien a nuestro espíritu y que no nos haga caer en la tentación –siempre presente- de la desesperanza y la depresión?

Cuando tomamos el periódico en la mañana o en la tarde, entramos a las páginas digitales de medios de aquí y de allá, ¿buscamos noticias como respuestas a nuestras necesidades de que prime la verdad, el respeto y la equidad o nos conformamos con la mentira, el desastre y la degradación humana?

Es tan sencillo como eso. La decisión es nuestra. Está en nuestras manos. Los medios y sus contenidos son un reflejo de la sociedad y siendo así, también un reflejo del hombre y la mujer que la conforman.

Quizás las fotos del año pasado no reflejen la alegría y la energía que me ha caracterizado desde que tengo vida, la verdad estuve muy triste aprendiendo de la vida, la memoria, la suerte y la muerte.

Yo ante el espejo me descubrí atemorizada de que Yaqui (Núñez del Risco) se fuera sin entregarnos las palabras y la memoria que nos debe como testimonio.

Yo ante mi espejo vi a mi padre perder la razón y casi la vida. Me quedé en un largo limbo, en un largo silencio en el que reflexionaba sobre el sentido de todo esto y lo que debía aprender de ambos casos.

Con estos dolores/temores –aparte de mi salud- me convertí en una mujer débil, impotente y dolida. Fui más llanto que risa y lo lamento. Hoy, en que este año se abre como un espectáculo más en el que somos invitados de honor yo decreto mi fortaleza y la decisión de continuar siendo de hierro con ventanas de seda.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas