SE ME ANTOJA
Invitación a mi feria

SE ME ANTOJA<BR><STRONG>Invitación a mi feria</STRONG>

POR MARIVELL CONTRERAS
Yo creo que ya conté que érase una vez, un 23 de abril del 1996, yo me lamentaba en la columna que Ruddy L. González me publicaba en el vespertino Última Hora, de que en nuestro país ese año no se iba a celebrar la Feria Nacional del Libro.

Tengo que recordar ese hecho, porque -aún en la distancia- recuerdo el dolor que me provocó esa mala noticia en un país con un presidente escritor y gracias a quién, indirectamente (por estar al lado de Yaqui en el aeropuerto Las Américas), tuve la oportunidad de visitar ferias tan importantes e imponentes como las de Madrid, Barcelona y Buenos Aires).

También, porque son imprescindibles para la comprensión de lo que quiero expresar, que en ese entonces el país estaba envuelto en una aguerrida campaña electoral que finalmente trajo a la presidencia a Leonel Fernández.

Y es que con ese dolor que me había quedado en el pecho, el Día Internacional del Libro (y de Miguel Cervantes, Shakespeare y mi hermana Kerys) escribí otra columna haciéndole un único pedido personal al ganador: que tuviéramos feria del libro.

Tras asumir el poder en agosto del 1996, una de las primeras medidas que tomó Leonel fue conformar la Comisión Permanente de la Feria del Libro y poner al licenciado José Rafael Lantigua, como presidente de la misma.

No puedo esbozar aquí la alegría que sentí en ese abril del 1997 cuando asistí primero a la inauguración y luego a todo lo que significó aquella primera Feria Nacional del Libro con invitados internacionales (allí conocí a Eduardo Galeano).

Los que fuimos alguna vez a los pequeños intentos de feria que se realizaban en la Plaza de la Cultura y otras no podíamos creer lo que teníamos a nuestra disposición en la Plaza del Conservatorio.

Al año siguiente nuestra feria adquirió la nomenclatura de Feria Internacional del Libro de Santo Domingo.  Y se sucedieron escritores de gran valía para las letras en español, francés, inglés, italiano.

Y empezamos a dedicar nuestras ferias a países y a escritores y lo soñado superó todas las expectativas y no solo las literarias, sino también las artísticas, las educativas y las libreras. Hace ya 10 años de que empezara mi cuento y en este abril se celebra la XI Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, la que nos trae al filósofo español Fernando Savater,  a la viuda de Borges y al impresionante y joven novelista Federico Andahazi entre muchos otros escritores como invitados de honor.

Es la misma feria que cumple un anhelo silencioso de los que aman la poesía musicalizada, la que nos trae al emblemático Silvio Rodríguez al Teatro Nacional.  Una feria que para mí es la mejor fiesta que se celebra en el país, en la que más bailo, me conmuevo,  aprendo y crezco.

Y saben qué, les voy a decir un secreto que espero que se quede entre nosotros.  Yo siento que esta feria es mía, es como si cada año fuera diseñada especialmente pensando en mí, en mis expectativas culturales e intelectuales, en mis inquietudes artísticas, en mi necesidad de llevar a mi hijo y a mis sobrinos a divertirse aprendiendo y a conocer el más sano lugar al que voy, a mi templo personal.

Eso hace que cada vez que me siento, como estoy, ansiosa, orgullosa y feliz por la llegada de mi mejor fiesta, sienta necesidad de agradecer a esos seres que trabajan para mí y para los que se sienten como yo, con su llegada (al presidente Fernández, al secretario Lantigua, a los directores Pedro Antonio y Arvelo y todos los demás).

Esta feria es mía, pero por favor, no se cohíban, que sigue siendo tuya y de todos y todas… vengan, ¡vayamos!

www.marivellcontreras.com

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