SE ME ANTOJA
Perdón, por la despedida

SE ME ANTOJA<BR><STRONG>Perdón, por la despedida</STRONG>

POR MARIVELL CONTRERAS
Debemos empezar por pedir disculpas por la columna de la semana pasada “Esta mujer se despide”, que ha confundido y compungido tanto a nuestros lectores.

Resulta que nos embarcamos en contar la historia de una mujer real, amiga, residente en el exterior, en primera persona.

Lo hicimos como recurso narrativo y literario, sin intención alguna de llamar la atención sobre esta situación personal como si fuera nuestra. 

Gracias a Dios, no es nuestro caso, pero aún así sentimos que las campanas están doblando, como dijera Hemingway  “por mí”.

Agradezco también las demostraciones de cariño y la bondad y sabiduría compartida por nuestros lectores y algunos amigos especiales como Fafa Taveras, cuyos mensajes leímos como “caldo de pollo para el alma”.

Vamos a compartir el de nuestro amigo Fafa: “Marivell en el suplemento dominical  del diario Hoy, encontré como cada domingo tu columna Se Me Antoja y no puedo ocultarte el sacudimiento interior que me produjo leerla. Deseo que este artículo sea hijo de una capacidad imaginativa y de tu sensibilidad social para interiorizar tragedias ajenas. No quiero pensar que sea una confesión de tu desgracia. Cualquiera de las dos fuentes de tu columna muestra tu fortaleza. Si es lo primero eres un cauce abierto para aceptar la vida personal  como creación social, como expresión de las circunstancias en las que todos nos creamos. Desde luego sin eximir de culpa a cada individuo cuando este no tenga la previsión ni realice el esfuerzo  que en cada caso corresponda. Se muy bien que solo la ignorancia permite no aceptarnos como parte de un todo. De un todo real en la que la diversidad individual nos hace en ocasiones perder la perspectiva de ese todo humano  del que formamos parte.

Si la fuente es tu realidad actual aparece sin resignación y sin angustias adicionales. Las opciones de la vida siempre están frente a nosotros aunque no sean las que deseamos. Nunca estamos sin salida para los que resisten. Nunca estamos sin salida para aquellas personas  que en cualquier actividad de la vida  la derrota nunca nos derrota. Sé que tu eres de esa estirpe. Recibe mi abrazo hasta que te pueda dar un beso. Fafa”.

Algunos se preguntaron si era una carta suicida.  Si yo tenía esos 50 años.  Si vivo en Nueva York.  Otros que saben que ninguna de estas circunstancias tiene que ver con mi realidad actual se quedaron confundidos con el uso de la primera persona.

He recibido muchas llamadas, hasta de lectores que no conocía personalmente, expresándome su preocupación y su incomprensión ante lo expresado.

Ha sido la columna  nuestra que más reacciones en la versión digital ha suscitado.  Cuantos mails.  Unos de apoyo.  Otros de consolación y algunos de resignación.  También he recibido llamadas solidarias de amigas y amigos en el exterior que se han puesto a disposición de la persona de la que hablo para ayudarla a remediar su precaria situación económica y emocional.

Así, que ahora que públicamente pido perdón por haberle dejado ganar la batalla a mi pasión y devoción literaria, también debo decir que me alegro, en el fondo, de que esto haya pasado.

Primero porque me hace más consciente del universo de gente para la que escribo, su sensibilidad, perspicacia e inteligencia y segundo, porque he descubierto una corriente de solidaridad y bondad que me confirma lo mucho que vale la pena vivir y buscarle sentido a lo que sentimos y vivimos, escribiendo.

Algunas frases reveladoras de lo antes dicho:

Es mejor vivir engañado que vivir amargado.

Tu única esperanza y la esperanza de todas las personas que se encuentran en una situación similar a la tuya es: Jesucristo.

Por Dios, espero que alguien alcance a esta mujer. Suena muy sola y necesitada, es mas parece que se despide de la vida.

Camino hago en las piedras para que puedas llegar, y mi casa la dejo abierta para que puedas entrar.

Realmente quien quiera que sea la protagonista de esta historia le diré que todos hemos pasado por momentos sumamente difíciles pero logramos superarlos gracias a la intervención divina de Dios.

 Que no se oxide el hierro que hay en ti. Si no puedes correr trota. Sino puedes trotar camina y si no coge el baston pero no te detengas. Los perdedores dejan que las cosas pasen, los triunfadores hacen que pasen. Pa lante, sea quien sea.

Esto demuestra una vez mas que vivir es lo que cuenta, no importa donde cuando y con quien, que cada segundo es el ultimo, que cada día es la eternidad.

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