«Se me olvidó el título»

<P><STRONG>«Se me olvidó el título»</STRONG></P>

Recientemente descubrí algo: No quiero olvidar nada. No quiero olvidar a nadie. Esa necesidad creada por mi ego de desechar las relaciones, las personas sólo porque las cosas no salieron como yo hubiese querido, ya no me da feeling, debe ser que estoy envejeciendo, que ahora me ha cogido con aceptar, y ando tomando todo con bastante gracia.  

En realidad descubrí que lo que quiero es: ¡aceptar y reír! Reírme de mí y de todo, incluso de mi nueva idea fija de NO OLVIDAR.

Creo que no hay que angustiarse  tanto porque si hay algo que he aprendido es que no hay finales, exceptuando el caso  de que uno se muera, ahí sí de plano, como dice la canción de (justamente la fallecida) Selena “fotos y recuerdos”.

Nos apresuramos forzando un olvido porque entendemos que si no es de la forma predeterminada que queremos, entonces hay que matarlo todo incluyendo el recuerdo.

El movimiento es la vida, nada termina, pero todo cambia moviéndose en otra dirección, si podemos interiorizarlo, podemos aceptarlo y reírnos.

Si te  quedas quieto en una playa, sentirás que las olas, no te dejan estar quieto así entierres el alma en ese pedacito de arena.

Así mismo es la vida, no hay manera de estar quieto, hasta gente clínicamente muerta, por no estarse quieta vuelve a la vida.  

Entonces, ¿Por qué uno tiene que obligarse a Olvidar lo que nos lastima? El Olvido no podemos traerlo a nosotros como jalamos a nuestro perro por la cadena, ni podemos ordenarlo por Amazon.com.

El Olvido como el viento tiene su propia agenda.

Un día estaba recordando uno de “mis sufrimientos” cuando de repente escuché la voz de Bryan Cranston, el actor de Breaking Bad, (no sé por qué, pero era él, hablando un español agringado) y me decía: “pero ya este recuerdo no duele nada” y entonces Bryan Cranston se reía de mí porque mi recuerdo que yo me había forzado tanto para olvidar, ahora ya ni me dolía.

Resulta que superé la herida antes de que llegara el olvido, transformando mi recuerdo doloroso, en un aprendizaje exquisito, en una anécdota de mi vida que ahora, era Hermosa. Terminé riéndome con Bryan Cranston, al unísono.

La vida nos narra su versión de nosotros mismos a través de nuestras vivencias, nuestras reacciones, las tonterías que hacemos, y las maravillas que generamos, ¿Para qué queremos hacer esta selección constante de olvidar las que menos nos gustan?

¿Para qué olvidar mi propia historia? Aceptar: es el ticket de ida al paraíso perdido, y la humildad: es un vuelo sin escala al corazón del otro, y finalmente la alegría: es la nueva belleza, la que no puede ni venderse ni comprarse.

No quiero olvidar nada, no quiero olvidar a nadie, no quiero cerrar con ningún broche ni de oro, ni de plata ningún capítulo de mi vida, quiero vivirlo todo, porque lo único que quiero recordar al final de mi vida es que he sido capaz de sentir cada segundo, y tener la certeza profunda de que he vivido cada milésima de segundo mi vida, con su versión original. ¡NAMASTE!

Publicaciones Relacionadas

Más leídas