El Dr. Hugo Tolentino Dipp falleció el pasado lunes dejando un gran vacío en la sociedad dominicana, en estos momentos cruciales para el destino de la nación en que se necesitan hombres de su envergadura para orientar a los actores políticos y sacar al país hacia la preservación de la democracia y la convivencia social, económica y política, hoy amenazada por las ambiciones desmedidas de quienes se consideran insustituibles.
Hombre de mundo y amante de la vida en todos los órdenes, supo tener amistades en todos los niveles sociales; pero conocedor y respetuoso de la historia, siempre sujetó su acción personal y política a un código de ética estricto que lo llevó a asumir posiciones de vanguardia en las luchas del pueblo dominicano por sus libertades y sus mejores intereses.
Así, sus actitudes en la lucha contra la tiranía de Trujillo y sus remanentes, en las acciones contra el Triunvirato y la intervención norteamericana, su participación como asesor del ministro de Relaciones Exteriores y del propio Presidente Caamaño durante la Guerra de abril; como gestor principal del Movimiento Renovador de la UASD, sus trabajos en defensa de la Universidad, de la que fue rector, ante las continuas agresiones del régimen de Balaguer, su papel en la Cámara de Diputados de la que fue presidente y más tarde como secretario de Relaciones Exteriores, cargo al que renunció cuando el gobierno se prestó a enviar algunos efectivos militares a la impopular Guerra de Irak, revelan su estatura moral e intelectual. También a él se debe la iniciativa de fundar el Partido Revolucionario Moderno ante la entrega del PRD a Miguel Vargas Maldonado tras las reiteradas decisiones del Tribunal Superior Electoral Venal para aliarlo al PLD.
Si a esto añadimos su trabajo intelectual con obras fundamentales acerca de Luperón, sobre raza e historia en el país; sobre gastronomía dominicana y hasta de inspirados poemas, así como su dedicación como padre y esposo en los momentos en que les eran necesarias; de esa manera se puede apreciar la calidad humana de un hombre que se lleva consigo una parte de la historia contemporánea. Sus amigos se están encargando de rescatar y recopilar algunos de sus trabajos que son parte de sus actuaciones escritas.
Hugo, viejo amigo que heredé de mi inolvidable hermano Octavio, del que fue su compañero que mis padres conocieron de cerca los suyos e interactuaron con éste en sus años juveniles y en la Guerra de Abril. ¡Tus recuerdos y tus ideas me acompañarán mientras vida tenga! Hasta siempre…