POR SORANGE BATISTA
Uno de los comandantes de la Guerra de Abril de 1965 rechazó la propuesta de que sean ascendidos al rango de generales de brigada, de manera póstuma, los coroneles Francisco Alberto Caamaño Deñó y Rafael Fernández Domínguez, porque es testigo de que el «Comandante de Abril consideraba que los generales estaban muy desacreditados».

Evelio Hernández, jefe de seguridad durante la contienda de abril, dijo que «temblarían los huesos en la tumba del coronel Caamaño si eso lo hacen» y relató que «en una ocasión hubo un tiroteo en zona nuestra en contra de los paraguayos y los brasileños y él nos dijo a mí y al capitán de las Fuerzas Armadas de entonces, Alfredo Hernández Díaz, que si la revolución triunfaba él se oponía a que el gobierno tuviese generales», narró.

Al referirse a la iniciativa del diputado del Partido Popular Cristiano (PPC) Radhamés Castro, quien sometió una resolución en la que solicita al presidente Leonel Fernández el ascenso póstumo de los coroneles, Hernández sostuvo que la calificación de los generales no ha variado y que, por tanto, considera el ascenso como innecesario.

La resolución sometida al Poder Ejecutivo por Castro consiste en que los coroneles Caamaño Deñó y Fernández Domínguez, tengan un ascenso póstumo y que las insignias sean entregadas a sus familiares en un acto que autorice el doctor Fernández en su condición de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y la Policía.

Uno de los considerando de la resolución fundamenta el pedimento en que Caamaño Deñó y Fernández Domínguez fueron dos próceres que encabezaron la lucha patria en 1965 contra la invasión de Estados Unidos.

Además, en la resolución se agrega «que para la gran mayoría del pueblo dominicano, los hombres y las mujeres que estuvieron más cerca del pueblo, que es decir de la patria, fueron los que hicieron filas al lado del bando que se llamó Constitucionalista, liderados por los coroneles Francisco A. Caamaño y Rafael Fernández Domínguez».