Se pospone solución a la crisis

Se pospone solución a la crisis

En el mejor de los escenarios, con un gobierno cumpliendo religiosamente las metas y las diferentes revisiones, el acuerdo alcanzado el 11 de febrero con el FMI apenas permitirá arribar a un precario equilibrio macroeconómico cuya sostenibilidad dependerá de una profunda reforma tributaria, con mayores cargas impositivas, y de la eliminación de los certificados del Banco Central.

La economía dominicana se parece a una patana sin frenos cargada con diez mil fundas de cemento que se desliza peligrosamente por una pendiente. El acuerdo con el FMI permitiría, siempre y cuando el gobierno cumpla con las metas, detener la patana, pero será necesario reparar los frenos (la reforma tributaria), descargarla del excesivo peso (desmontar los certificados del Banco Central) y cambiar el conductor ya que el presente es responsable del agravamiento de la situación y además ya no goza de la confianza de los propietarios de la patana (los agentes económicos).

Este acuerdo con el FMI afrontó la potencial crisis sistémica del sistema financiero auditando los bancos y propiciando reglamentos así como nuevas legislaciones. Este acuerdo con el FMI incluso define una estrategia para solucionar la crisis del sector energético, sin embargo, este acuerdo con el FMI posterga para una próxima administración la reforma impositiva (para julio este gobierno deberá someter al Congreso el proyecto) y deja en el aire el problema de los certificados del Banco Central que constituyen el tendón de Aquiles de esta economía.

El rescate de todos los depositantes de Baninter, medida inexplicada e inexplicable ejecutada en violación de la ley monetaria, más las quiebras de Bancredito y el Mercantil provocaron una expansión monetaria que elevó el financiamiento interno desde RD$7,147 millones en diciembre del 2002 a RD$106,263 millones en apenas un año. Esta hemorragia monetaria ha sido parcialmente contenida con la emisión de certificados cuyo monto ascendió a 60 mil millones a diciembre del 2003. El servicio de los intereses de estos certificados unido a los intereses a ser pagados por los depósitos en las ventanillas de corto plazo (overnight) provocarán en este año un déficit cuasi-fiscal por RD$25 mil millones e incluso la propia carta de intención proyecta para el 2005 un déficit del Banco Central estimado en RD$22,650 millones.

Los certificados del Banco Central son responsables directos de que el medio circulante aumente en promedio dos mil millones de pesos cada mes y la política de seguir emitiendo más certificados para reducir la base monetaria simplemente contribuye a agrandar el problema y hacer más costosas las soluciones.

Mientras el Banco Central mantenga estos instrumentos financieros, creadores de nuevas emisiones inorgánicas, será muy difícil reducir y estabilizar la tasa de cambio, así como abatir los niveles de inflación. La experiencia de los últimos días ha sido aleccionadora pues a pesar del país arribar a un nuevo acuerdo con el FMI y recibir recursos frescos, sin embargo, la tasa de cambio se ha mantenido por encima del 50×1.

El desmonte de los certificados del Banco Central debe constituir la asignatura principal de una nueva gestión de gobierno y decimos de una nueva gestión de gobierno porque las presentes autoridades carecen del tiempo y de la credibilidad ante el país y los organismos multilaterales como para implementar un programa que necesariamente deberá contar con el apoyo de estos organismos, así como todos los acreedores del país, incluyendo los tenedores de bonos.

Un nuevo gobierno podrá combinar la reforma impositiva y el compromiso de asumir parte del déficit cuasi-fiscal con el superávit presupuestario, comprometer el alivio de la deuda externa para esos fines, así como explorar la posibilidad de un financiamiento blando del BID, el Banco Mundial, el Tesoro de los EU o una combinación de todos con la finalidad de convertir esta deuda en pesos de corto plazo por una de largo plazo en dólares. Por supuesto la venta de activos, aunque en un periodo de tiempo mayor, también podría proporcionar fondos amortizantes de los certificados.

Las medidas contenidas en la carta de intención aprobada este 11 de febrero en el mejor de los casos, y suponiendo que este gobierno en francachela continuista cumpla con los topes y la disciplina, permitirán que la patana sin frenos de esta economía se detenga pero las mayores responsabilidades para vencer la crisis van a recaer en el próximo gobierno que tendrá sobre sus hombros la responsabilidad de implementar una reforma impositiva, una reprivatización del sector energético y el desmonte de los certificados del Banco Central.

Un nuevo gobierno sin compromiso con la crisis, un nuevo gobierno refrendado por el sufragio popular y un nuevo gobierno respaldado por la comunidad financiera internacional representa la única alternativa para superar la peor crisis financiera en la historia de la República y retomar el camino del crecimiento y el progreso.

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