Se prolonga la agonía del partido blanco

Se prolonga la agonía del partido blanco

El aplazamiento de la convención del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), ahora programada para el 18 de enero próximo, es una simple prolongación de la agonía de esa organización política, dividida en tres sectores que cada día aparecen con menos posibilidades de reconciliación.

Las perspectivas de que el perredeísmo se recupere de cara a las elecciones presidenciales de mayo próximo lucen cada vez más remotas, tras diez meses de una enconada lucha interna que ha tenido como epicentro el absurdo proyecto de reelección del presidente Hipólito Mejía en circunstancias totalmente desfavorables.

En lo inmediato, la crisis perredeísta repercute sobre una Junta Central Electoral cada vez con menos crédito público y llamada a definir cuál será la candidatura prevaleciente, aunque la opinión pública adelanta que se inclinará a favor del poder presidencial.

[b]EL PALO DE LA GATA[/b]

Tengan o no razones suficientes, el retiro del proceso para elegir candidato presidencial por parte de la vicepresidenta Milagros Ortiz Bosch, del secretario general peredeísta Rafael Suberví Bonilla y del expresidente de la organización Emmanuel Esquea Guerrero constituye el “palo de la gata” a las aspiraciones continuistas del presidente de la República Hipólito Mejía.

El agrónomo Mejía podrá ser proclamado candidato presidencial, pero le resultará muy difícil obtener suficiente credibilidad para iniciar la recuperación del apoyo popular perdido en los últimos 18 meses después que los tres contendientes antirreeleccionistas lo dejaran solo acusando a su grupo de numerosas tramperías.

El tropiezo fue significativo cuando Ortiz Bosch, Suberví y Esquea lograron el aplazamiento de las elecciones primarias que estaban programadas para el domingo 14, apenas el día antes, aduciendo irregularidades tan graves como la exclusión del padrón electoral de cientos de miles de militantes y la inclusión de millares de miembros de otros partidos.

En principio la votación fue aplazada por la comisión organizadora para este domingo 21, pero dos días después los tres contendientes aliados anunciaron su retiro definitivo, aduciendo que no hay condiciones para una elección transparente y que no podía prestarse al posterior grito de Jeremías, frente a lo que consideraron un proyecto de imposición del poder.

Los tres antirreeleccionistas acusaron al grupo del presidente, el Proyecto Presidencial Hipólito (PPH), de utilizar los recursos del Estado para comprar voluntades y votos, en dimensiones y circunstancias que imposibilitaban la competencia democrática.

Llamó la atención la reiterada disposición del presidente Mejía de seguir adelante con el proceso y mostrarse dispuesto a participar solo en una votación que en tal circunstancia sería un ejercicio no solo innecesario, sino también absurdo, porque consagraría la división definitiva del partido de gobierno en medio de circunstancias económicas y políticas que le hacen difícil retener el poder.

Esa actitud contrastó con el discurso que pronunció la noche del martes 16, cuando exhortó al liderazgo político nacional a dejar de lado los intereses personales y pensar más en el país en la actual coyuntura de dificultades económicas. “Es tiempo de que los políticos no asuman una actitud de comesolismo y medalaganaria”, abundó en un acto que honraba al desaparecido José Francisco Peña Gómez.

Más prudente que el mandatario fue la comisión organizadora de la convención que ante el retiro de tres de los cuatros competidores optó el martes por un nuevo aplazamiento, en principio sin fecha fija, aunque al día siguiente la reprogramó para el domingo 18 de enero próximo.

[b]HATUEY MUERTO DE RISA[/b]

Se alguien ha llegado al punto de “morirse de risa” a la luz de los aplazamientos de esta convocatoria es el presidente del PRD, Hatuey de Camps, quien ha sostenido el criterio de que continuismo y democracia están en contradicción en países, como este, estremecidos por una profunda crisis financiera, generadora de altas tasas de devaluación e inflación.

De Camps jugó al enfrentamiento del proyecto reeleccionista desde que fue lanzado públicamente por el presidente Mejía en abril pasado. Progresivamente fue elevando el tono de la confrontación, convencido de que había que encarecer una repostulación que el mandatario y su grupo impondrían “a cualquier precio” como ya había adelantado uno de sus líderes hace tres meses.

En octubre pasado, tan pronto el presidente Mejía, Ortiz, Suberví y Esquea anunciaron una reunión del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) para que fijara la fecha de la convención, de Camps se adelantó con su propia convocatoria como presidente del partido. Reunió su CEN, convocó votación y la realizó y la ganó el 7 de diciembre, pese a la magnificación de los peligros de una tormenta tropical.

A pesar de las denuncias de fraudes por parte de sus contendientes Rafael Abinader y Ramón Alburquerque, el resultado objetivo es que Hatuey de Camps ya fue electo y juramentado como candidato presidencial. Bajarlo de ese trono conlleva otros costos políticos, tanto al interior del PRD como en la comunidad nacional.

También conlleva alto costo el bajarlo mediante el rechazo de una Junta Central Electoral que no logra determinar cuántos y cuáles son en realidad los miembros del CEN, elemento básico para validar cualquiera de las dos reuniones “del organismo” que culminaron en la convocatoria de las dos convenciones, especialmente para reconocer la que no salió de la presidencia del partido.

La cámara Contenciosa del tribunal electoral pasa por una fuerte prueba, pero la generalidad de los observadores cree que se inclinará ante el poder presidencial. A principios de semana se daba por hecho, aunque posteriormente pareció que entraban en una etapa de mayor ponderación, tal vez siguiendo el consejo del sabio abogado y dirigente perredeísta Virgilio Bello Rosa, que les recomendó rechazar las dos convocatorias y obligar a formular una nueva bajo su vigilancia.

Tal vez Bello Rosa buscaba por ese camino una nueva oportunidad para evitar la división de su partido, que en la última semana ha quedado fragmentado por lo menos en tres grupos. Aunque la sensación pública es que los aplazamientos constituyen una prolongación de la agonía del “buey blanco”.

Mientras tanto, mostrando sus habilidades, de Camps no perdió tiempo en salir a visitar a Milagros Ortiz Bosch y Rafael Suberví Bonilla, tan pronto estos anunciaron el retiro de la convención junto al PPH. Y dijo que le abría las puertas. Como en efecto había hecho materialmente al prestarle el local nacional del partido para que hicieran la rueda de prensa en la que anunciaron el retiro.

Por su parte el grupo de los tres precandidatos luce ahora en la indecisión y en perspectivas cada vez más difíciles. Anunciaron el jueves que escogerán entre ellos un solo precandidato abriendo de nuevo la posibilidad de participar en la votación que se convoca para el 18 de enero.

El problema fundamental para ellos es en qué condiciones competir con el presidente de la República. ¿Volverán a correr el riesgo de tener que pegar el “grito de Jeremías” que quiso evadir Rafael Suberví?

Reincorporarse a ese proceso sin suficientes garantías tendría muchos riesgos y los expondría al mayor ridículo, tanto si después vuelven a retirarse, como si participan en un “matadero electoral”.-

[b]DIEZ MESES DE ENCONADO ENFRENTAMIENTO[/b]

En la opinión pública nacional se registra un gran cansancio frente al prolongado enfrentamiento perredeísta que se inició en marzo pasado, por lo que va ya por el décimo mes. También al interior del partido mismo. Incluso uno de los miembros de la comisión organizadora de la aplazada convención nos comentó que le gustaría desaparecer siquiera por 6 meses.

Empezando marzo, a la puerta de la ocupación de Irak y con la publicación de una encuesta que mostraba el desgaste del PRD y de su gobierno, cundió entre los aspirantes a la candidatura presidencial la urgencia de definir un calendario de eventos.

En síntesis la génesis del largo enfrentamiento fue como sigue:

Marzo

El día 12 el presidente HM convoca a los precandidatos para el día 20 para establecer el programa de acción. Adelanta que no será un ente conflictivo ni intervendrá en los asuntos internos del partido, pero que promoverá la unidad.

El día 20 el presidente se reúne con los precandidatos Milagros Ortiz, Hatuey de Camps, Rafael Suberví, Enmanuel Esquea, Ramón Alburquerque, Pedro Franco, Rafael Abinader y José Rodríguez Soldevila. Después se agregaría Rafael Flores Estrella. Designan comisión para elaborar calendario y procedimiento.

El día 25, tras el anuncio de la mayoría de los senadores de que inscribirían la precandidatura de HM, este reitera su rechazo a la repostulación y su preferencia por volver a la vida familiar.

El día 26, en medio de proclamas del PPH de que inscribirían al presidente HM como precandidato, Emmanuel Esquea revela que en una nueva reunión el mandatario se comprometió a “disolver el proyecto reelecionista en dos o tres semanas”.

Abril

El día 7 se produce lo que sería el último rechazo de HM a la reelección presidencial.

El día 22, ante la fijación del límite del 30 de abril para inscribir precandidaturas, Eligio Jáquez anuncia que ya HM decidió repostularse. En una reunión y tras recibir una carta donde HM anuncia que activará en la convención y designa representantes suyos en el grupo a Vicente Sánchez Baret y César Sánchez, los precandidatos le piden precisar su posición.

El día 23 Hatuey de Camps dice que para poder inscribir a HM como precandidato habría que modificar resoluciones convencionales que establecen el precepto antirreeleccionista en el PRD. HM desafía a de Camps a medir fuerzas.

El domingo 27 de abril, en entrevista en el programa Una vez a la Semana, HM anuncia que acepta el reto de la repostulación presidencial, como respuesta a quienes “me quieren destruir y me dicen que soy un inútil, que no tengo a nadie”-

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