Se puede, pero ¿se quiere?

Se puede, pero ¿se quiere?

Si el gobierno norteamericano no hubiera forzado al gobierno dominicano, los escándalos de corrupción de Odebretch y la compra de los aviones Tucano, hubieran pasado por debajo de la mesa, como muchos otros.
Ambos casos son usados como jugadas de distracción para entretener a los radioescuchas, televidentes y lectores de periódicos, algunos de los cuales se enzarzan en discusiones sobre si ganarán Los Toros o Los Gigantes.
Hay otros asuntos de suma importancia a los cuales también, se les da de lado, me refiero, específicamente, al creciente contrabando de armas largas, armas de guerra.
Detrás de la importación irregular de armas de guerra hay una de dos situaciones, o las dos: Una, una mano siniestra dirige una guerra criminal contra la República que afecta a tanta gente, que hay pocas familias que no tengan un familiar que haya sido atracado, asaltado, robado.
La otra es politiqueros que aspiran a hacerse con el poder mediante el uso de esas armas o grupos de dominicanos y extranjeros que pudieran iniciar un movimiento militar para imponer sus condiciones.
Nada se debe descartar, nada es descabellado, ilógico, fuera de razón. Cualquier cosa, difícil de aceptar como buena, se realiza mediante la acumulación de armas de guerra. Lo peor es que, aparentemente, las autoridades no se dan cuenta de que hay una constante peligrosa, inédita, que no es casual; antes se sabía alguna vez, que en una mudanza de muchos bultos se introducían piezas de una pistola aquí y allá, para engañar a las autoridades de las Aduanas, pero ese no es el caso actual.
Resulta llamativo, y también alarmante, el volumen de drogas que capturan las autoridades en cualquier lugar del país, en los puertos, en los aeropuertos, en viviendas urbanas y en lugares rurales.
¿Qué pasa? ¿Acaso hay tal nivel de complicidad que se envían alijos de drogas para que sean descubiertos mientras volúmenes mayores o menores logran ser infiltrados?
Es conocido que el microtráfico de drogas narcóticas creció en nuestro país cuando los grandes padrinos iniciaron al pago a sus cómplices en naturaleza.
Quienes participaban en el negocio de recibir las drogas para enviarlas hacia Estados Unidos, mayormente, y hacia Europa, en menor proporción, fueron alimentados con tales cantidades de dinero que se enviciaron y cuando no les pagaron en efectivo aceptaron el pago en naturaleza y ahí se inició el microtráfico que afecta cualquier barrio de cualquier ciudad de nuestro país.
Los narcos, los criminales, tiene tanto efectivo en sus manos que deben colocarlo de alguna manera: compra de vehículos, propiedades rurales, apartamentos, edificios, nuevos negocios, si es situación es conocida, es relativamente fácil seguirle el rastro al dinero, investigando de dónde sacan los compradores tanto dinero para comprar tantos bienes de lujo.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas