Es que la veo venir, la olfateo, me aterra y lo peor, no sé cómo hacer para eliminar esos temores. Se trata de la sequía, ese periodo que nos llega después que se va la época de los huracanes, el 30 de noviembre y que se extiende hasta mayo, cuando reaparecen las lluvias, al menos era el comportamiento del clima antes de los cambios que se han producido, atribuidos a la acción de los humanos en el planeta.
El manejo del agua dulce es una gran preocupación global por el carácter finito que se le atribuye al recurso, el cual es sin dudas, el que hace posible la vida de los seres vivos que compartimos el ecosistema.
El mundo se prepara para enfrentar los efectos del cambio climático y una de las medidas que se implementan son planes que implican un cambio radical en la forma moderna de almacenar el agua: para el regadío, producir energía y el consumo humano, que según nuestra Constitución tiene prioridad y, la ONU le ha añadido el carácter de derecho inalienable.
Los periodos de sequía son devastadores, porque aparte de privarnos de agua, afecta la alimentación [D1] impacta en la producción de alimentos, se producen incendios forestales, mueren los ríos, las reses, y otros animales por falta de agua. Una gran amenaza.
En la gestión del agua en el país, las administraciones que hemos tenido no la han asumido con el compromiso que implica un buen servicio público, siempre ponen al frente a personas que nada saben del asunto. Si bien tenemos agua, que nos llega mal distribuida, se ha creado la necesidad de una Ley de Agua y otra de Agua y Saneamiento, ambas con más de 20 años en el Congreso.
La actual administración ha planteado el llamado Pacto del Agua, pero ni en el pacto ni en la propuesta de ley aparece la figura de “siembra y cosecha de Agua”.
La siembra y cosecha forma parte de la cultura campesina que lleva más de mil años conservando el recurso pese a los cambios climáticos y políticos que se han producido.
Un estudio realizado en los últimos años por un grupo de expertos dado a conocer el pasado año a través de “Tierra y tecnología”, da cuenta de las Acequias del Monte Nevado en España, con más de 800 años, ha demostrado que debe haber un cambio para soluciones basadas en la naturaleza y dejar atrás el hormigón en presas grises que no garantizan la sostenibilidad del recurso por la sedimentación, cuyo alto costo es cómo hacer una presa nueva.
La gestión del agua basada en la siembra y cosecha es muy posible en la isla, así se aprovecharían las lluvias que llevan el agua al mar, que no la necesita, arrastrando con ella mediante la erosión de los suelos del territorio.
La siembra y cosecha de agua ha sido exitosa en Perú, Ecuador, Chile, en Granada y Córdoba, España, y en el norte de África desde hace más de mil años; y cuando los españoles vinieron a América, ya existía y continúa existiendo. ¿Por qué no pensarla en el país?
Gestión del agua basada en siembra y cosecha es muy posible en la isla
Ha sido exitosa en Perú, Ecuador, Chile, España y en el norte de Africa
Hay necesidad de una Ley de Agua y otra de Agua y Saneamiento