Vuelve a ser discutida la intención de Juan Bosch de suicidarse horas después del golpe de 1963. Los apologistas o pretendidos albaceas de don Juan no se rinden ante la evidencia del testimonio del subsecretario de la Presidencia a quien el propio Bosch manifestó su deseo de quitarse la vida. Este testimonio ha sido recientemente confirmado por un hijo del mismo don Fabio Herrera Cabral.
La versión publicada hace casi dos décadas por Miguel Guerrero en su libro sobre el golpe de Estado nunca fue desmentida por nadie pese a que estuvieron vivos Bosch, Herrera y otros testigos por muchos años tras esa primera edición.
Mientras investigaba para escribir mi libro sobre el suicidio del Presidente Guzmán, don Fabio también me contó casi exactamente como refiere Miguel en su obra, la fugaz intención suicida de don Juan. De haber querido matarse de verdad lo habría hecho, lo cual no quita ni un gramo de plúmbea gravedad a su manifestada intención.
Hay trances en que la enormidad del dolor momentáneo hace que matarse parezca cuerdo. En prisión tras su juicio por sedicioso, Manuel Rodríguez Objío intentó suicidarse para anticiparse a su condena de muerte. Su biógrafo Lugo Lovatón afirma que escribió a su amante la vegana Rita Reyes García diciéndole: “Consígueme una dosis de morfina. Yo la guardaré hasta el último momento y sólo en el último caso haré uso de ella. Aquel que me quiera bien y me distinga debe ayudarme para no servir de espectáculo”. Objío murió fusilado por sentencia judicial.
En el libro “Bosch, noventa días de clandestinidad”, publicado en 1998 por su propia firma de relaciones públicas, Miguel Franjul relata cómo Bosch padeció diarreas, úlceras y alteraciones nerviosas por la guerrilla de Caracoles de 1973. El autor deja muy mal parado a Bosch, revelando cómo sabía que llegaba Caamaño pero afirmó desconocerlo y al éste morir declaró que su cadáver lo habían traído congelado de fuera del país; cómo Bosch dizque usaba peluca para disfrazarse y cómo dormía con un cuchillo de cocina debajo de su almohada “para que no lo cogieran vivo”. Según ese libro, por causa de Caracoles y las tensiones políticas Bosch hizo una crisis nerviosa tan severa que debió ir a reponerse a una casa en Juan Dolio durante casi un mes.
¿Por qué, visto esto, incordian a un Miguel y no al otro?