Entre heces fecales, enfermedades visibles en la piel y de otras índoles, hambre, rodeados de lagunas y en total hacinamientos, se desenvuelven decenas de familias desalojadas del barrio Freddy Beras Goico, en el municipio de Los Alcarrizos, en Santo Domingo Oeste.
Luego que las viviendas de 380 familias fueran derribadas hace casi tres años, se refugian en una escuela en construcción apiñados en aulas y hasta en baños, hacen sus necesidades en fundas que luego lanzan en los alrededores, ya que unos baños móviles que colocó el Ayuntamiento se llenan y tardan hasta dos meses para llevárselos y lavarlos.
Arsenia Cabrera, quien habita en el segundo nivel de uno de los tres cuerpos del plantel, narra que el próximo 6 de marzo cumplen tres años de haber sido desterrados, y desde entonces viven en un estado deplorable de insalubridad, entre aguas estancadas, mosquitos y bacterias, que solo Dios sabe.
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Cuando llega la noche, narra Cabrera entre sollozos, aunque es pastora de una iglesia evangélica, tira al suelo cualquier cosa para acostarse porque carece hasta de una cama y mosquitero para protegerse de mosquitos y alimañas.
Además de los mosquitos que producen las aguas estancadas, las cucarachas, ratones y hasta jurones, pululan por todas partes, por lo que urge la intervención del gobierno con miras a ubicarlos en un lugar seguro.
Revela que siete personas han muerto en el lugar, la primera de un infarto al ver derribada su vivienda, los demás por dengue, diarrea y otros males productos del hacinamiento y la insalubridad en que viven.
Lourdes Mercedes (Nena) expresa con lágrimas que perdió a su marido Juan de Jesús Sánchez, de 51 años, 15 días después del desalojo al caer en depresión, por lo que pasa las de Caín ahora en un pedazo de una aula de la tercera planta del plantel en construcción.
Nena, madre de tres hijos, vive de la caridad de la iglesia evangélica y de personas que se conduelen de la situación por la que atraviesan.
Samuel Antonio Mora, precisa que en la escuela hay refugiadas 176 familias de 389 desalojadas, porque los otros están en casas de familiares y amigos, ya que no caben en el plantel.