Nadie niega que para el año 2050, o sea, dentro de 33 años, los océanos tendrán más plásticos que peces, si no se asume la responsabilidad de detener el uso de los combustibles fósiles y sus derivados. La gran industria del plástico deberá adecuar su producción a materias primas amigables, y los gobiernos diseñar políticas públicas para educar sobre los daños adversos de su uso para la salud de sus países.
Desde principios del presente siglo, la ONU emitió las directrices para lo que se conoció como Objetivos del Milenio, cuya meta principal era la erradicación de la pobreza. Estas fueron diseñadas hasta el 2015, lográndose muy poco según la propia entidad, debido a que la sociedad civil no se involucró y los gobiernos hicieron muy poco para el logro de esos objetivos, razón por la que más de mil millones de personas viven en la extrema pobreza.
Desde el 2015 los objetivos cambiaron por Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS), plataforma para los próximos 13 años que contempla 17 objetivos y 169 metas. Los ODS no son necesariamente vinculantes para los 194 países que ratificaron el acuerdo en la Asamblea General de Naciones Unidas en septiembre del 2015, son guías para la actuación de los gobiernos de cara a un desarrollo que garantice el progreso sin causar daños como los hasta ahora conocidos en el planeta.
Entre las preocupaciones con miras al desarrollo sostenible, aparte del combate a la pobreza, fluyó como alta preocupación el tema de la contaminación de los océanos con millones de residuos de plásticos, lo que constituye una grave amenaza para la seguridad alimentaria en la tierra.
El 70% del sustento de la tierra está en los océanos, si no se sustituye el uso de plásticos, no tendremos comida, todavía ningún ser vivo se puede alimentar con plásticos, por lo que estamos ante un gran desafío.
En julio pasado se celebró la Conferencia sobre los Océanos, en la que se presentó un millón de firmas contra el plástico en los océanos y mares. En la misma surgió el compromiso de más de mil voluntarios que se comprometieron con la lucha para erradicar el uso del plástico.
Ya existen varios países que asumieron la sustitución de las fundas plásticas por las de material biodegradable, reciclaje, y en algunos países se está contemplando gravar con impuestos el uso de los plásticos.
Varios productos de alto consumo son los que más amenazas representan y ya se sugiere cómo sustituirlos. Entre estos figuran las bolsas resellables, las pajillas (calimetes como decimos aquí), el papel absorbente, los filtros de café, los vasos para café, las botellas de agua, los vasos y platos desechables, entre otros.
Entre las sugerencias está la de llevar consigo los envases reusables, como tazas, termos y cualquiera que esté confeccionado con material biodegradable.
Si no actuamos rápido la seguridad alimentaria estará severamente amenazada para los próximos 33 años. Si la vida peligra en los océanos, la nuestra no escapa de la muerte en la tierra.